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Cristianismo frente al judaísmo

Cristianismo frente al judaísmo

Pablo ha sido interrumpido cuando hablaba a la turba de los judíos. La conclusión definida de su alegato aparece en el versículo 1: “Yo me he portado con entera buena conciencia ante Dios, hasta este día”.

Esta defensa se presenta ahora ante el sanedrín, la máxima institución religiosopolítica del judaísmo. Ananías, el sumo sacerdote, no cree en Pablo y lo desmiente. Le golpean la boca y Pablo replica maldiciendo, inconscientemente al sumo sacerdote. El texto que Pablo cita como argumento explicativo de su improperio es Ex 22, 27. En seguida Pablo recurre a una estratagema con miras a desacreditar al sanedrín, poniendo al descubierto la inconsistencia del grupo que lideraba al judaísmo. Pablo crea división en el sanedrín.

Los fariseos, sintiéndose identificados con él, lo absolvieron. En definitiva, Pablo logró presentar su opción cristiana. El resultado fue el amotinamiento y la gritería. Pablo goza de protección de los romanos, pero los judíos radicales no se resignan a la situación.

El plan fracasó por motivos familiares, un sobrino de Pablo lo pone sobre aviso del plan y le informa al tribuno, quien de inmediato toma medidas. A juicio de Lucas, los romanos eran más justos y objetivos que los judíos. El tribuno no sólo dispone el traslado de Pablo a Cesarea, sino también escribe una carta al gobernador Félix y lo pone al corriente de la situación.

En adelante, la causa de Pablo queda totalmente en manos de los romanos. El judaísmo no tiene nada más que decir. Lo interesante de esto es que el cristianismo, significado en la persona de Pablo, se encuentra ahora bajo permanente observación.

Este elemento es importante, signo del testimonio que suscita transformaciones.