Lucas y Juan son los dos evangelistas que dan continuidad a sus Evangelios: Hechos de los Apóstoles y el Apocalipsis, respectivamente. En esta segunda parte, Lucas le vuelve a escribir a Teófilo y narra cómo las primeras comunidades siguen el testimonio de Jesús, por medio de la Palabra y la acción.
En este libro Lucas afirma que Jesús siguió durante cuarenta días con los apóstoles, dándoles sus instrucciones finales. En aquel tiempo, una instrucción duraba cuarenta días y es una manera de decir que Jesús comunicó todo cuánto quería transmitir a los Apóstoles.
Les ordena quedarse en Jerusalén, centro de la historia del pueblo de Dios, donde recibirán el Espíritu Santo prometido por el Padre. Se trata ya del Bautismo cristiano, signo del compromiso de la persona con la Palabra y la acción de Jesús, y por ello es el punto de partida de la alianza nueva y eterna abierta a todos (Universal).
Después de todo ¿cuándo llegará el Reino? Únicamente el Padre lo sabe, por cuanto esto depende en último término de la disponibilidad de cada uno para vivir en la fraternidad y el compartir.
Así, todos los cristianos debemos ser y dar testimonio del Reino, núcleo del don de Dios, que debe ser fraternalmente compartido para que todos tengan libertad y vida, poniendo fin a la acumulación de poder y de bienes.
Y Lucas nos dice que el impulso del testimonio llegará con la fuerza del Espíritu Santo, y no es solo hablar, sino actuar y vivir, proponiendo modelos de transformación de la sociedad.
Cuando las personas vean que el testimonio trae libertad y vida, se adherirán al proyecto de Dios manifestado e instaurado por Jesús.
¿Cuándo llegará el Reino?
