Deuda saldada, el amor paga

Deuda saldada, el amor paga

Amigo lector, todos, en algún momento, hemos tenido deudas; pueden ser de índole económico o de tipo moral, cuando debemos corresponder a una ayuda o servicio que alguna persona nos ha brindado.

En ese sentido, sabemos que hay que ser responsables con el pago, para con ello garantizar nuestra estabilidad y tranquilidad. Pero, sabía usted que Dios nos habla de una deuda que tenemos pendiente en Romanos 13, 8-10, al decirnos: “Hermanos: que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley”.

En esa misma lectura bíblica, se nos recalca que los mandamientos: no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás, y cualquier otro, se resumen en éste: “Amarás al prójimo como a ti mismo”. Y es que si recordamos, en las Sagradas Escrituras se nos dice que son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor.

¿Cómo pagar esta deuda del amor? Practicándolo a través de las obras, dejando de ser egoístas y de pensar sólo en nosotros mismos. Socorriendo al que tenga necesidades en cuerpo o alma, porque el amor al prójimo significa la búsqueda del bien de los demás. En ese sentido, Jesucristo nos lo explica claramente en el Evangelio cuando nos dice que el amor a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, es el principal mandamiento. Él predica las dos reglas como único mandamiento. Es decir, que el amor a Él hace brotar necesariamente en nosotros, el amor por nuestros hermanos.

Vivamos nuestra vida de tal manera que cuando Dios nos pregunte: ¿Pagaste tu deuda?, la respuesta sea: Sí, Padre; amé a mi prójimo y no lo desatendí cuando me necesitó.

He saldado mi deuda.