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Eucaristía: fuente de energía

Eucaristía: fuente de energía

Todos hemos experimentado dificultades en el camino de la vida. No faltan los sufrimientos, tristezas o adversidades. Las fuerzas del mal están muy activas en el mundo. Los catequistas experimentan todo esto y a veces, además, la desilusión cuando los resultados no son los esperados en la catequesis. Entonces, ¿de dónde se puede sacar la fuerza necesaria para seguir adelante, firmes en la fe? El Papa Francisco nos recuerda que “la Eucaristía es la fuente de energía espiritual que renueva el mundo en el amor de Cristo”. Y es que, como nos dice San Cirilo de Jerusalén, con el sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo el hombre se transforma en “un solo cuerpo y una sola sangre con Él”.

Es así que la Eucaristía transforma y fortalece la vida del cristiano. Lo protege contra la pérdida de las virtudes de la fe, la esperanza y el amor, perfeccionando los aspectos existenciales de cada hombre, como la libertad, el sentido de la vida, del sufrimiento y de la muerte. Los discípulos de Emaús, aunque era de noche, regresaron a prisa a Jerusalén para llevar la noticia de que habían visto al Maestro, al cual reconocieron “al partir el pan”. Fue de esa Eucaristía que sacaron la fuerza y la energía para regresar. Así, también nosotros, los catequistas, vamos por el camino de la vida, desesperanzados muchas veces, pero de la comunión frecuente del cuerpo de Cristo, podemos obtener la fuerza para realizar las más increíbles y difíciles tareas. En el camino de nuestras interrogantes, de nuestras inquietudes y de nuestras desilusiones, de todo eso que nos aleja de Dios, el divino Maestro quiere acompañarnos, ser uno con nosotros, para ayudarnos a interpretar la Sagrada Escritura, comprender los misterios de Dios y transmitir eficazmente el mensaje de su Palabra a los catequizandos.