Juventud-Encuentro-JMJ

En el pasaje conocido como “el joven rico”, donde él le pregunta a Jesús qué debe hacer para ganar la vida eterna, en la  respuesta “vende  todo y dalo a los pobres”, lo coloca en uno de los dilemas más impresionantes que un ser humano pueda experimentar en el camino de seguimiento al Señor, cuando nos pide abandonarlo todo. 

Los Evangelios nos van presentando toda una pedagogía acerca del “encuentro”, las implicaciones que tiene. Experimentar la presencia del Señor transmite en la persona un deseo de cambio y de seguimiento para llegar a la gracia y la plenitud de una vida Eterna.

El modo de enseñar del Divino Maestro impactó al joven rico, quien sintió el deseo de dar un paso más en la vida: “qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna”… Hubo algo que le hizo estremecer, que hizo que los ojos de su corazón se abrieran al nuevo estilo de vida que le propone Jesús, que lo hacía sentirse lleno de felicidad y de paz. Su pregunta buscaba obtener la fórmula para llegar a vivir plenamente y no dejarse vencer por las adversidades.

La gran dificultad que encuentra el joven está en que debería desprenderse de todo, liberarse de cuanto lo ata, “vende todo y dalo a los pobres”… esto a cualquiera le provoca una crisis, ya que desde que llegamos a este mundo hemos tenido siempre la tendencia a sujetarnos de algo, a tener algún tipo de seguridad y confianza en algunas cosas como son, ciertos bienes, el dinero, conductas que nos puedan producir placer.

Es en estas cosas que obtenemos una especie de mecanismo de defensa que nos alivian o aseguran ante cualquier crisis, conflicto o necesidad una especie de serenidad o calma. Por ello, se convierten en ataduras de las que no podemos soltarnos, por la manera de apegarnos o depender de ellas, porque que están tan enraizadas en nuestras carencias o inseguridades.

Lo que el Señor le ofrece al joven no es una trampa, una prueba a ver si es capaz de superarla, no es un capricho del Maestro. Es una invitación a dar el primer paso, quizá el que le cuesta más, para emprender un camino de verdadera libertad. En la medida en que se alcanza la libertad para amar, para comprometerse con el prójimo, con quien ha caído en el camino, nos vamos realizando plenamente, para comprometernos con la edificación de una humanidad más cálida, fraterna, justa. Es el paso para despojarnos de todo lo que nos obstaculiza el encuentro y la entrega con Dios y con nuestros hermanos.

La experiencia del joven rico nos hace pensar en la vivencia de muchos jóvenes a la largo de la historia humana y en el tiempo de hoy. La juventud es una etapa en la que el cambio de la infancia hacia una etapa de madurez, conlleva asumir responsabilidades y toma de decisiones importantísimas en la vida. Es una etapa de los grandes desafíos  de muchos jóvenes porque deben decidir sobre su futuro, su manera de vivir, los estudios, la profesión o vocación, el matrimonio, el trabajo, la independencia. Son momentos en los que el joven se pregunta: ¿qué debo hacer para alcanzar la vida….?

En mi experiencia de vida en la comunidad cristiana, una de las cosas que me ha llamado la atención es descubrir que muchos sacerdotes, religiosas y laicos muy comprometidos en sus diferentes parroquias, movimientos y diócesis han sido marcados por vivencias en el Encuentro Nacional de Renovación Juvenil (ENRJ), de algún retiro o convivencia de jóvenes, que les permitieron algún momento de encuentro con el Señor, que los impactó a cada uno de distintas formas, pero que a todos los llevó a abandonar muchas cosas (sueños, proyectos, planes) y emprender otro camino: el del discipulado, seguir los pasos del Maestro.

Este misterio del ENCUENTRO con Él, nos hacer ver la vida de una manera mucho más clara, descubriendo cuál es el sentido de la misión que tenemos en esta vida, y no es otro que ser testigos ante el mundo de lo que hemos experimentado con Jesús y el de abrazar día a día el misterio de su amor: la Cruz.

Cada ENRJ es una oportunidad en el que el joven puede decidir si quiere emprender el viaje entusiasta de seguir a Jesús o retirarse desanimado como aquel joven rico. Esto ha sido así por 39 años consecutivos y esperamos que continúe por muchos años más, especialmente con el impulso de la Jornada Mundial de la Juventud.

Estamos ya a la entrada de este gran acontecimiento mundial, que será un encuentro con el Señor, un encuentro con jóvenes de todo el mundo. Será  un momento en que el Señor vuelve a usar esta pedagogía del encuentro para dejarnos envolver y llenar de su presencia manifestada en la alegría de la juventud, una experiencia que hemos de vivirla con la misma expectativa de aquel joven rico.

En el 2019, Panamá acogerá a miles de peregrinos para la Jornada Mundial de la Juventud, que será una ocasión especial también para mostrarles el rostro alegre de un Jesús cercano, amigo, que les llama a tener un encuentro con Él.

Que en esta Jornada Mundial de la Juventud en Panamá del 2019 y toda esta experiencia que implica la preparación logística y también espiritual, tú joven, puedas salir con esta gran inquietud: ¿qué debo hacer para alcanzar la vida….?

Monseñor Rafael Valdivieso Miranda  / Obispo de la diócesis de Chitré