La música secular vs. mi fe

La música secular vs. mi fe

Muchas veces, nuestro significado de conversión se distorsiona al pensar que, al convertirnos, ya dejamos de ser iguales a los demás. El Bautismo nos hace distintos, pero no diferentes, pues todos somos creaturas de Dios, pecadoras, y aunque por medio del Bautismo se nos perdonan los pecados, también tenemos en nuestra naturaleza la concupiscencia.

Debemos ser ejemplo en una sociedad que cada vez más se pone en contra de los preceptos de Dios; por eso, uno de los temas a debatir es la música.

La música secular toca temas de denigración hacia la mujer, violencia, vulgaridades e improperios.

Esto no significa que nuestro actuar sea despreciar a los que sí escuchan ese tipo de canciones. Si nos encerramos en nuestra burbuja de Santidad y no atendemos al llamado de Dios de “ir por todo el mundo y proclamar el Evangelio a todas las naciones” (Mc 16, 15-16), no estaríamos haciendo lo que Él espera de nosotros.

La música secular ha tocado fondo porque no se comprende si está hecha para una mujer a la que se ama o para un cartucho sin vida que solo sirve para dar placer. Este tocar fondo denigra y distancia la común unión con Cristo.

Una figura mediática, como cada uno de esos cantantes, tiene el deber de dar un mejor mensaje, de paz, de educación, el respeto a la vida y a la mujer.

Para los cristianos no es malo escuchar esta música cuando el único fin es entender lo que los jóvenes escuchan. Cómo podríamos predicarle a un joven si no sabemos lo que escucha, esta es una tarea que a veces se enfrenta a nuestra espiritualidad.

Hagamos de escuchar música una oportunidad para evangelizar, para motivar a que seamos capaces de escoger lo que nos acerca a Dios, sobre lo que nos aleja de él.