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“La tristeza nos dobla el cuello y no nos deja ver el cielo”

“La tristeza nos dobla el cuello y no nos deja ver el cielo”

En numerosas partes del mundo existe hoy un extraño olvido de Dios. Parece que todo marcha igualmente sin Él. Pero al mismo tiempo existe también un sentimiento de frustración, de insatisfacción de todo y de todos.

A ti que has vivido un encuentro con Jesús, seguramente te ha pasado por la mente gritar al mundo que ¡No es posible que la vida sea así! Verdaderamente no.

Todos vivimos rodeados de falsas promesas hechas por la publicidad de nuestra sociedad, que nos hacen creer que la felicidad surgirá de la acumulación de los bienes, del dinero y de los objetos de consumo.

El sacerdote Alejandro Goulbourne señala que ciertamente el mundo de hoy nos brinda signos de muerte y de tristezas. Si no estamos alerta pudieramos dejarnos arrastrar por cosas, o situaciones que no vienen del Señor.

“La alegría del cristiano no depende del estado de ánimo, de la salud, ni de los bienes materiales que puedan poseer, sino de la cercanía de Dios, que es el motivo de su gozo profundo e incomparable” explicó el padre.

Para Goulbourne la verdadera alegría, transmite deseos de cambiar algo; la verdadera alegría nos enseña que la felicidad brota de la relación y del encuentro con el otro.

Testimonio

Un hombre que vivió sonriente y contagiaba con su buen humor era San Felipe Neri, conocido en nuestra Iglesia como el “Santo de la Alegría”.

En una ocasión que reía a carcajadas, alguien le advirtió: “Los sacerdotes no deben reír ruidosamente”. Y Felipe le respondió: “El Señor es bueno. ¿Cómo no va a alegrarse de que sus hijos nos riamos? La tristeza nos dobla el cuello y no nos deja ver el cielo”.

Como él y como tantos santos anónimos debemos combatir con valentía la tristeza de este mundo, no la alegría.