Llenos de júbilo vivieron la Jornada Mundial de los Pobres en Panamá

Llenos de júbilo vivieron la Jornada Mundial de los Pobres en Panamá

Bajo el lema “no amemos de palabras sino con obras” la Iglesia católica a través de sus parroquias y movimientos realizaron diferentes acciones concretas para dar respuesta  a la convocatoria hecha por el Santo Padre, quien nos invitó en su mensaje a romper el círculo de soledad y abandono de nuestros hermanos más necesitados.

El Consejo de Pastoral Social Arquidiocesano, acompañó a los laicos en diferentes obras de misericordia realizadas en varios lugares. En Juan Díaz, la Fundación Casa Hogar Buen Samaritano y la parroquia Nuestra Señora del Carmen prepararon alrededor de 700 almuerzos para personas en situación de calle, adultos mayores, niños y jóvenes en riesgo social.

Denia Manguelis de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Panamá comenta que se unieron con los  secretarios ejecutivos de las pastorales: Penitenciaria, Movilidad Humana y Salud, además de la Comisión de Justicia y Paz para apoyar una iniciativa de un grupo de laicos que se autodenomina “el Rostro de Cristo”, ellos por más de 28 años han estado entregando desayunos todos los domingos en el Parque Herrera.

Afirma que la Jornada Mundial de los Pobres permitió visibilizar el trabajo que diferentes actores realizan ayudando a los necesitados, es una obra continua que se hace todos los domingos.

Jorge Ayala de la Pastoral de Movilidad Humana agrega que alrededor de 250 personas pobres de los barrios de Calidonia y Catedral asistieron al Parque Herrera. También en la antigua Casa Miller en Calidonia, se beneficiaron a alrededor de 100 personas, quienes recibieron kits de higiene personal, para así complementar el apoyo. 

El Centro Juan Pablo II por su parte, entregó almuerzos a personas que viven en la calle y a trabajadoras sexuales, también se realizaron cortes de cabello y aseo.

Ayala asegura que esta jornada sensibilizó a todas las personas que participaron. Dos familias refugiadas, procedentes de la República Democrática de El Congo, que actualmente residen en el Hogar Luisa, apoyaron como voluntarios en la entrega de desayunos, lo cual fue un gesto muy simbólico y significativo.

“Siendo pobres también, dieron lo único que podían dar en ese momento y fue a sí mismos, para colaborar en esta iniciativa que nos acerca a las necesidades, al cuerpo llagado de Cristo”, dijo Ayala.

Definitivamente esta actividad les sirvió a ellos para entender que no son los únicos que tienen grandes necesidades y que incluso en Panamá, un país de renta media y con un crecimiento económico sostenido, existen la desigualdad, la inequidad y la pobreza, por tanto, apreciaron mucho más el gesto que tiene la Iglesia para con los refugiados de contar con un lugar como el Hogar Luisa.

Llamado

Las 94 parroquias de la Arquidiócesis de Panamá respondieron a la solicitud que hizo el Arzobispo de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, recolectaron alimentos secos para ser distribuidos posteriormente a las familias que lo necesiten a través del Banco de Alimentos de Panamá.

El Arzobispo exhortó también a las comunidades religiosas, a colaboradores de la Curia, a las pastorales y movimientos eclesiásticos, para que se comprometan a organizar momentos de encuentros, de amistad y ayuda concreta.

Voluntariado

Antes de las 6 de la mañana iban llegando hombres y mujeres animados a colaborar en la cocina de la Casa Hogar Buen Samaritano. Con música típica les recibía el Padre Domingo Escobar para hacer del ambiente una verdadera fiesta de la misericordia en la que todos trabajabaron entre chistes, cantos y bailes.

Erick  Rodríguez, director de la Casa Hogar iba supervisando el trabajo realizado, por varios seminaristas y laicos comprometidos. Montaban las bandejas de comida en las camionetas para llevarlas hasta el Parque Juan Díaz.

A pesar de la lluvia, luego de la santa misa pudieron disfrutar de una deliciosa macarronada con puerco que alcanzó para todas las personas que asistieron.