,

No hay que olvidar la justicia y el amor

No hay que olvidar la justicia y el amor

Lucas 11, 37-52.  “Candil de la calle, oscuridad de la casa”; este refrán, refleja exactamente la realidad que muchos “cristianos” vivimos, un mal que radica su origen desde los tiempos de Jesús, en este pasaje que estudiaremos encontramos un ejemplo de esta situación, Jesús se enfrenta y acusa a los Doctores de la Ley y fariseos por su hipocresía.
Según las costumbres judías antes de sentarse a la mesa para comer la gente debía asearse primero, pero Jesús omitió este acto y  desencadenó lo que sería un fuerte llamado de atención, a Fariseos y Doctores de la ley, a los que comparó sus vidas con un vaso y un plato que habían sido limpiados únicamente por fuera, pero que por dentro  seguía sucio, llamándolos al mismo tiempo necios o tontos.
Estos imponían, obligaciones, órdenes y deberes, que eran difíciles de cumplir o  llevar a cabo, ni ellos mismos como líderes intentaban cumplir lo que ellos mismos exigían, lo que era una injusticia e hipocresía.
Los maestros de la ley y los fariseos, al igual que muchos de nosotros en la actualidad, sabían lo que significaba conocer a Dios, sin embargo, estos no hacían ni el más mínimo intento por conocer realmente a Dios, es decir, ellos conocían a la perfección la ley y las Escrituras, mas no  identificaban la voz de Dios e impedían a otras personas conocer al verdadero Dios amoroso y misericordioso pues no tenían quien se los mostrara, no entraban ellos, ni dejaban entrar a otros, por la puerta de la salvación. Solo pensaban en sus intereses personales.
En otras palabras: ellos leen las Escrituras pero no la entienden, e inclusive enredan a los que quisieran entenderlas.