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¿Qué pasa cuando no tenemos autoridad?

¿Qué pasa cuando no tenemos autoridad?

Tenemos que partir de la base que la relación entre padres e hijos en edad de educar no es una relación de igualdad, sino jerarquizada. Un padre es un adulto al que se le supone una sabiduría que nuestro hijo no tiene. Los niños, hasta la adolescencia, tienen una gran capacidad para aprender datos y conocimientos, pero no tienen sentido común para afrontar muchas situaciones de la vida diaria. Hemos de ser nosotros, los padres, quienes pongamos los límites a su libertad individual para protegerlos.
Igualmente debe ser un adulto quien le obligue en ocasiones a realizar una tarea que en principio no le apetece pero que a largo plazo supondrá un gran bien para él. Somos los padres quienes hemos de tomar decisiones por él para evitar males mayores que afectan además a otras personas, como compañeros y profesores. Cuando no tenemos autoridad, nuestro hijo se convierte en autoridad, llegando a disponer y a usar la correspondiente cuota de poder inherente a ella.
Nadie desea un jefe que no tenga ni sabiduría, ni sentido común, ni ningún sentido de la medida para ejercer su poder, porque estaremos soportando y sufriendo un tirano, un dictador, que es en lo que se convierte nuestro hijo cuando se da esta circunstancia.
Si nuestro hijo no encuentra “autoridad” en casa porque la hemos perdido, la busca fuera de ella. Busca líderes individuales que no siempre son positivos para él.
Muchos de nosotros, cuando llegamos a esta situación, nos sentimos impotentes, pedimos ayuda al Estado y a la escuela, y no sólo queremos que actúen por nosotros, sino que además exigimos resultados cuando a lo largo de los años no hemos sabido o querido vivir como un adulto con todas sus consecuencias