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Un pueblo liberado para caminar

Un pueblo liberado para caminar

(Hech 3,1-26) El pueblo reconoce allí una acción liberadora, las autoridades ven en esta curación una amenaza (Hech 3,1-10).  Se hace visible el conflicto entre la posición de las autoridades y las aspiraciones de un pueblo que sufre. Si las autoridades no defienden las aspiraciones del pueblo ¿a qué  aspiraciones sirven?

Un punto central, es que la curación se hace en el templo, centro de las promesas de Dios y de la esperanza de un pueblo en una nueva vida. El cojo de nacimiento es símbolo del pueblo pobre y oprimido desde su nacimiento, no puede sostenerse en sus propios pies ni puede andar por sus propios medios. Es la situación de un pueblo paralizado, a la espera de una limosna y la “bondad” altiva de los ricos, que no entran en un verdadero compromiso solidario con ellos.

No se trata de palabras mágicas, sino de la práctica de la palabra poderosa de Jesús que cura la parálisis del pueblo y le permite caminar por su propio medio. El sentido de este signo es que “Jesús restituye al hombre su capacidad de afirmarse sobre sus propios pies y caminar libremente”.  En esto radica el proyecto de Dios: libertad para vivir.

El segundo discurso misionero de Pedro, interpreta el milagro en todo su sentido y significación.  No lo hace con teoría ni sermones, sino declarando que el poder no es suyo, sino del “nombre de Jesús”.

El pueblo descubre, que gracias al poder del nombre de Jesús, ha llegado el momento para que todos los pobres y oprimidos puedan levantarse y caminar libremente. El pueblo no necesita el dinero, sino un gesto de justicia que le permita levantarse  y caminar por sus propios medios, construyendo su propia historia.