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¡Que resuene la Palabra de Dios en los corazones!

¡Que resuene la Palabra de  Dios en los corazones!

Propiciar una experiencia de Dios en las personas que vienen a la comunidad parroquial en busca de formación catequética debe ser prioritario.  En estos tiempos, no se puede asumir nada, ni siquiera una supuesta fe.  Hay que acompañar a la persona para que tenga ese encuentro con Jesucristo y sienta la motivación de buscarlo y conocerlo.  Esto conlleva un esfuerzo por formar nuevos evangelizadores, y asumir el propósito de no desanimarse si las cosas caminan lento.

Los contenidos son importantes, conocer el catecismo es importante, pero de nada sirve llenarnos de tanta doctrina si mi vida no es cuestionada con el estilo de vivir de Jesucristo, si no se siente atraída por el amor gratuito de Dios. Estamos hablando de una catequesis en busca de identidad.  Antes de entrar al catecismo hay que preparar la tierra del corazón del catequizando,  con una preparación.

La palabra catequesis viene del griego KATECHEIN, que significa hacer eco, o resonar.  Los primeros cristianos descubrieron que esa palabra encerraba todo lo que se quería decir: “que resuene la Palabra”. Desde este punto, la catequesis tiene que hacer mucho más énfasis en la Palabra de Dios.  Algunas veces se hacen tantas cosas para “entretener”, para tener contentos a las personas que vienen a la parroquia y nos olvidamos de lo fundamental que es profundizar en el mensaje y la persona de Jesucristo. 

El objetivo fundamental de la catequesis es la maduración de la fe.  No es solo recibir los sacramentos: tiene que madurar en el entendimiento y en el corazón.  Hay que acompañar a la persona de tal manera, “que el hombre entero sea fecundado por la Palabra de Dios”.  Es permitirle a Dios que haga su obra a través de nosotros,  para poder dar de lo que nos hemos llenado: catequistas con una viva fe.