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Seguir el llamado de Dios, una decisión de amor

Seguir el llamado de Dios, una decisión de amor

¡Dios llama y capacita!, en eso coincidieron monseñor Rafael Valdivieso, obispo de la diócesis de Chitré, la hermana religiosa Esther Rodríguez y Justina Urbanowska, voluntaria polaca de la Jornada Mundial de la Juventud, quienes despertaron emociones en los asistentes, al contar sus testimonios, tres historias de vida distintas en las que Dios fue revelándoles el camino.

“Esta cena ha sido la mejor”, “estoy muy emocionado con los testimonios”, “lloré escuchando el himno de la JMJ”, “qué bueno bailaron los seminaristas”. Estos fueron algunos de los comentarios que se escucharon en el cierre de la 48ª cena de Pan y Vino realizada el pasado miércoles en las Islas de Atlapa.

Testimonios

Sor Ester Rodríguez, agustina del Convento de San José de Chitré de manera jocosa relató que siendo joven tuvo la bendición de participar en 1984 en el Jubileo de los Jóvenes, evento celebrado en Roma por San Juan Pablo II y que luego fue convertido en la Jornada Mundial de la Juventud.

De esa jornada surgieron diferentes vocaciones, entre esas la de ella. «Dios me llamó, para hacer de mí una versión mejora-da de su creación como persona para el servicio de los demás”, dijo sor Esther.

Relató su historia relacionada con los Sí que ha dicho en diferentes etapas de su vida. Dejó patria, familia y novio para seguir a Jesús, “con alegrías y penas, aquí estoy feliz porque sé de quien me he fiado, nada es casualidad en el tiempo y en el amor de Dios”, afirmó.

Por su parte el Obispo de Chitré rememoró cómo el Señor fue manifestándose en su vida, desde niño a través del testimonio de su abuela y como joven, diferentes sacerdotes dejaron enseñanzas que marcaron su vida.

Gracias a su formación y experiencias fue entendiendo que el ideal de un cura es tener la gracia de Dios para poder ayudar a una comunidad, iluminándoles con el amor de Cristo, transformando vidas y despertando conciencias.

Justina Urbanowska, voluntaria internacional, aseguró que el voluntariado deja riquezas espirituales, Dios se vale de personas y situaciones para manifestarse.

Los estudiantes de la USMA presentaron la obra teatral Romero: La Voz del Pueblo. Seguido por el Ballet Folclórico Panameño y la agrupación musical Siervas vinieron desde Perú para dar un toque de alegría a la velada.