Tras los barrotes, se vive la JMJ

Tras los barrotes, se vive la JMJ

“Bienvenidos al taller Libertad”. Con estas palabras nos recibió uno de los reclusos de la Cárcel La Joya y la Nueva Joya, quien trabaja en la construcción de los 250 confesionarios que se instalarán en el Parque del Perdón durante la Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019.

Son 35 privados de libertad quienes han encontrado una segunda oportunidad de vida. Según ellos mismos opinan, no se trata de “un simple trabajo de ebanistería”, sino de sentirse incluidos en un proyecto para los jóvenes, que igual que ellos enfrentan riesgos sociales, pero que “aún pueden tomar un camino diferente”.

Allí en el taller han ganado horas de sosiego, aprendizaje, trabajo en equipo y confianza en sí mismos, aptitudes que piensan poner en práctica una vez salgan del centro penitenciario.

Testimonios

Jesús Ramos estaba convencido que pagaría su condena en medio de cuatro paredes, con la Biblia como su única compañera; sin embargo, fue elegido para participar de esta iniciativa y, a pesar de no ser católico, está seguro del valioso aporte que la Jornada Mundial de la Juventud les deja a los jóvenes del mundo.

“Yo soy evangélico y agradezco que me hayan tomado en cuenta porque aquí he aprendido a utilizar las herramientas, a trabajar con base al respeto y juntos hacia una misma meta. Gracias a la JMJ me siento incluido y feliz de trabajar para Dios”, destacó.

Al pensar en estos 250 confesionarios que serán ubicados en el Parque Recreativo Omar en enero de 2019, dijo sentirse orgulloso al poder aportar su granito de arena para el éxito de esta obra de Dios.

Mientras, Luis Domínguez se encarga de pintar y supervisar el lijado de los confesionarios. Su experiencia ha sido igual de gratificante que la de sus compañeros al sentirse parte de la JMJ, y asegura que lo aprendido en el taller, lo pondrá en práctica una vez salga de la cárcel.

“Aunque nosotros no podamos estar allí, ya sentimos que estamos haciendo algo importante, y le doy gracias a Dios por la oportunidad que nos han dado a nosotros como privados de libertad de aportar con una misión tan importante como es la JMJ”, explicó.

Alma De León, Coordinadora de Proyectos del Sistema Penitenciario explicó que este traba-jo se realiza con el apoyo de un instructor del INADEH y es una manera de demostrar a la sociedad la capacidad que tienen los privados de libertad, y los deseos que albergan de ser personas diferentes y útiles.

Explicó que al poner todo su empeño en estos confesionarios ellos se sienten muy ligados a un interés espiritual de lo que significa el confesionario en sí; se sienten muy íntimamente relacionados con la JMJ y la juventud del mundo.

Por su parte Sharon Díaz, sub-directora general del Sistema Penitenciario, señaló que este tipo de proyectos marca al privado de libertad, no solo en la parte técnica. “Saber que están aportando al proyecto país en lo espiritual, les hace sentir presentes dentro de la Jornada Mundial de la Juventud, sin importar la fe que cada uno de los privados profe-se, son un solo equipo, y saben la importancia de trabajar en un proyecto único como éste”.

Los días de estos 35 privados de libertad transcurren más rápido, asistiendo de 8 de la mañana a 4 de la tarde con mucho entusiasmo a armar cruces, lijar, pintar y tapizar, labores que pueden parecer muy simples desde la perspectiva de los que estamos afuera, pero para ellos es el camino hacia la libertad.

Los confesionarios

La diseñadora de interiores Lilibeth Bennet creó dos modelos distintos de estos confesionarios, ambos inspirados en las líneas curvas que tiene el logo de la JMJ y utilizando los mismos colores. Para ella, sus diseños cobran un significado aún más especial al ser llevados a la realidad por reclusos, ya que en ellos está la obra transformadora de Cristo, capaz de sacar lo mejor de cada uno de nosotros.