,

Veamos a Jesús en los seres cercanos

Veamos a Jesús en los seres cercanos

¿Recuerdas cuando en el 2016 vivimos a plenitud el año Santo o Año de la Misericordia? En ese año las obras de misericordia tomaron una importancia especial por ser como esa guía de acciones para la indulgencia plenaria y también fueron el modelo a seguir de cómo ser mejores cristianos.

Una vez culminado el Año Santo, las obras de misericordia se mantienen para que podamos ayudar a los demás, pero muchas veces los jóvenes piensan que para ayudar a alguien o hacer cumplir estas obras de misericordia debe ser algo muy dramático, como ir a una comunidad alejada o al otro lado de la región, cuando hay muchas personas necesitadas que están cerca de nosotros y hasta comparten el mismo techo.

Un sacerdote decía que miramos tanto las periferias, que olvidamos que en casa hay personas que tienen sed de Jesús. Pasa en nuestro hogar, que podemos ser jóvenes que asistimos a Misa y a nuestros padres no les interesa acompañarnos. O suele ocurrir que jóvenes tienen problemas de asistir a actividades del grupo juvenil porque sus padres no aceptan que estén de forma activa en la Iglesia. Esto nos muestra que estamos llamados a evangelizar primero en nuestro propio hogar.

Por eso, hoy la invitación es darnos cuenta de que Jesús nos pide llevar su Palabra a nuestros seres más cercanos que aún no lo conocen, nos invita a ser agentes transformadores y no tener miedo. No queremos hablar de Jesús ni de su Palabra porque pensamos que si nuestros familiares no apoyan nuestro punto de vista puede haber fricción, pero es un signo de valentía y de amor el querer llevar su Palabra a nuestra familia, para que compartan la alegría del Evangelio y vivamos en paz y amor la fe.