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Vivimos un consumismo que nos consume a todos

Vivimos un consumismo  que nos consume a todos

Esta mentalidad debe ser sustituida por otra forma de actuar más responsable social y ambientalmente. Continuamente nos quejamos del precio de los productos, del gasto escolar al comienzo del curso, por la subida de la gasolina… Sin embargo, todo el mundo tiene asumido que celebrar la navidad significa comprar, así que se decide salir de compras justo en el momento del año en el que son más caros la mayoría de los productos.

Sin duda hay algo detrás que nos impulsa a comprar a pesar de que las economías familiares se resientan. La publicidad aprovecha estos momentos en los que afloran nuestros mejores deseos y sentimientos para reconducirlos hacia el consumo, y ese continuo mensaje cala en nuestra sociedad sin que echemos la vista atrás para ver que, no hace tanto tiempo, éramos felices celebrando la navidad de otro modo. Este continuo bombardeo publicitario empieza casi tres meses antes de que llegue la Navidad, y lo hace comenzando por meter en las cabecitas de los más pequeños de la casa un montón de anuncios de juguetes. Muchos padres, sometidos a la presión de sus hijos e hijas, para demostrar lo mucho que les quieren, les compran más regalos, y terminan sometiéndose a la dictadura de la publicidad olvidando alternativas de consumo más justas social y económicamente. Qué tal juguetes y regalos sin embalajes innecesarios, no sexistas ni bélicos, que estimulen la creatividad, adecuados a cada tipo de edad, con materiales naturales y biodegradables, juguetes en los que se esté pagando el producto, y no su publicidad?. Olvidamos incluso lo más importante: que para los niños es posible jugar sin juguetes, porque su imaginación convierte en juego todo lo que hay a su alrededor.