La meta es ser una persona honesta, fiel y trabajadora

La meta es ser una persona honesta, fiel y trabajadora

Esta semana el Señor nos está indicando el camino de la corrección, de la cabal ciudadanía y del trabajo honrado.

Resulta incoherente autoproclamarse cristiano, si llevamos una vida incivil, en la que la falta de educación y la grosería son la nota dominante.

Esta semana, pues, Dios nos pide que nos pongamos la meta de vivir la ciudadanía desde nuestro metro cuadrado. Que critiquemos menos a los demás, y pongamos más cuidado en nuestra forma de conducirnos en el ambiente de cada cual.

Así, que dispongamos de los desechos que generamos en casa de una forma más amigable para el ambiente, sin hacer daño tanto a la ecología como a las personas que se dedican a la recolección de desperdicios. Se nos ha enseñado que la mejor manera de cuidar nuestra casa común es aplicar las “tres erres”, es decir, recudir la cantidad de basura que generamos; reutilizar aquello que podamos, para evitar tanto descarte; y reciclar todos los elementos posibles.

Esta semana nos toca cuidar al hermano y la casa común en la que todos estamos. Ser cristiano es ser buen ciudadano

Pero también está el cuidado al hermano, a su dignidad como persona, su honra y su patrimonio.

Evitemos ser ese tipo de persona que solo piensa en sí mismo, en su familia y lo suyo, pero no pestañea cuando participamos, por acción u omisión, en el deterioro de los bienes públicos.

Ser cristiano implica ser persona y, por ende, ciudadano. Es decir, implica cuidar al hermano y el ambiente en el que todos estamos. No podemos pretender una cosa, si la otra la descuidamos.

Esta semana toca demostrar qué y quiénes somos, al servicio de Cristo.