Las comunidades de fe se unen para acompañar comunidades

Las comunidades de fe se unen para acompañar comunidades

Aun es un plan en proceso de construcción, pero con una intención clara y fuerte: unir capacidades de las diferentes comunidades de fe en Panamá, para garantizar que cada persona y familia contagiada con el nuevo coronavirus reciba la atención y los recursos para vivir el proceso de recuperación con la mayor calidad posible.

La Iglesia Católica –por ser la de cobertura más amplia, y con una estructura amplia y abarcadora– es la que ofrecerá la mayor cantidad de recurso humano y plataformas que permitan llegar a los afectados por este virus.

Los hermanos de la Alianza Evangélica acudieron al llamado inicial, pero decidieron separarse luego para llevar adelante un proceso aparte.

CATÓLICOS. Monseñor José D. Ulloa Mendieta, de la Pastoral Social de la CEP.

¿En qué consiste? 

El objetivo principal es que ningún hogar afectado por COVID-19 se quede atrás, fuera del radar, o sin atención y acompañamiento.

Las autoridades gubernamentales entienden que las comunidades de fe tienen acceso a información privilegiada en las diversas comunidades, ventaja que puede ser aprovechada para llevar ayuda.

La presencia de las diversas Iglesias permitiría que quienes deben diseñar los procesos de atención y llevar recursos a los afectados, reciban la asesoría y acompañamiento de quienes están más cerca, y gozan de mayor credibilidad por su testimonio profético.

Una ventaja es que –de concretarse– se eliminarían los intermediarios que, en ciertos casos tienen intereses particulares.

Un factor importante es el acompañamiento espiritual y psicosocial que las comunidades de fe pueden ofrecer tanto a las personas y familias afectadas, como al personal de los equipos de primera línea que participan en el combate a la pandemia.

UNIDOS. La intención es conjugar los diversos recursos que cada comunidad tiene, para ponerlos todos en favor de los más necesitados.

La trazabilidad

Esta palabra implica mucho más que labor de hisopado.

Además de detectar a personas positivas-activas por COVID-19, también implica ubicarlas, aislarlas y darles seguimiento y sostenimiento; que no se sientan solos.

En cada aspecto del proceso, las comunidades de fe están en capacidad de obtener información.

Pero es en la acción de sostenimiento y acompañamiento, donde las Iglesias encuentran su vocación y mejor desempeño, y así se están preparando.

ORGANIZACIÓN. Se está redactando un plan de acción minucioso e inspirado en el Señor.

Plataformas 

En cuanto a la Iglesia Católica, se cuenta con un recurso inestimable: los auditores sociales.

Estos voluntarios de primera línea ya están conectados con los Centros Operativos para el Control y Trazabilidad Comunitaria (COCYTC) de casi todo el país.

Pero es en los Equipos Unificados de Trazabilidad (EUT), donde los auditores sociales tienen mayor presencia.

Los primeros tienen un alcance nacional, multidisciplinario y multisectorial, pero es en los EUT donde todo se lleva a la práctica y se tiene mayor contacto con la realidad.

Un auditor social es el que le da seguimiento a la ayuda económica que se le está dando a las personas afectadas por la pandemia. Este ejercicio ha permitido tener mayor acceso a la realidad comunitaria.

El plan –como hasta el momento se ha diseñado– es que sean los auditores quienes tengan presencia permanente en los EUT y los COCYTC, siendo portadores de la información y garantizando que la ayuda respectiva se haga efectiva.

En concreto

El trabajo de las comunidades de fe consta de cinco ejes:

1. Garantizar las medidas sanitarias en los templos y en cada servicio que prestan las comunidades de fe.

2. Integración de las comunidades a los COCYTC y los EUT, además de otras estructuras.

3. Participación en el proceso de trazabilidad en sus respectivas comunidades.

4. Apoyo espiritual y psicosocial.

5. Acciones integrales en el marco del desarrollo comunitario y la transformación social, como parte del proceso de la nueva normalidad.

La primera fase, que es la creación de los equipos de salud e higiene en cada parroquia o templo ya está cumplida, y ahora se está en la fase de integración a las estructuras de trazabilidad y el seguimiento a las familias y personas afectadas.

Las autoridades esperan que se establezca “una mesa permanente o Estación de Trabajo” en todos los COCYTC, denominado Comunidades de Fe, con la presencia de equipos técnicos para la coordinación e implementación efectiva de las acciones y actividades requeridas en función de las múltiples actividades que la dinámica de la pandemia impone.

Se está pensando en la incorporación de las comunidades de fe a las estructuras, estrategias y planes operativos establecidos en los diferentes niveles de los COCYTC, según las características de las comunidades y el comportamiento de la pandemia en éstas.

Para el acompañamiento espiritual, se está pensando en un utilizar la red de ayuda telefónica existente en la Iglesia Católica, otorgando a cada comunidad una línea que sirva para la atención de sus respectivos feligreses según sus necesidades y realidad.

Sin embargo, también se planea tener un cuerpo de expertos para la atención psicosocial.

Es importante destacar que una máxima del trabajo sería evitar toda acción de proselitismo (atraer devotos a su respectiva religión) y dedicarse al acompañamiento espiritual, teniendo como centro al Trascendente.

Para tener un mapa de ruta a este respecto, se está en el proceso de confección de una cartilla con los parámetros multidenominacionales.

Oración

La pandemia ha logrado en algunos casos específicos lo que pocos factores propician: la unidad.

Los líderes han señalado la importancia de aprovechar esta circunstancia, que la actual crisis ha marcado, para sacar provecho en beneficio de los más necesitados.

Para ello, las comunidades deben activarse y establecer una fluida comunicación con las familias de sus comunidades, al tiempo que se conectan con las plataformas que cada comunidad de fe establecerá para llevar la información a las diversas estructuras de trazabilidad.

Sobre todo, se pide a las comunidades orar para que la unidad sea fructífera.