Tengo que admitir que cuando iba a Misa de niña lo veía como una obligación mal dada por mis padres y no ponía atención en nada. No fue hasta hace un par de años que entré en pastoral juvenil y empecé a formarme más a fondo para así comprender la importancia de vivir la Misa. No sólo está allí el sacramento de la Eucaristía, sino que por medio de las lecturas y todo el rito estamos ante la presencia de Jesús y podemos crecer espiritualmente con tantas enseñanzas y lecciones que recibimos en una hora aproximadamente de Misa. Y terminé de comprender la dicha y bendición que experimentamos en la Misa cuando vi una película sobre la misma junto a mi comunidad juvenil hace un par de años. En la misma explicaban de forma detallada y creativa qué ocurre o que significa cada parte de la Misa. Me dejó sin palabras esta película, tanto así que desde que la vi la Misa es parte fundamental de mi vida. Anímate a descubrir el maravilloso regalo de la Eucaristía y cuando empieces a vivirla a plenitud podrás vivir una enseñanza y un nuevo mensaje cada vez que asistas. Cada oración e intención que colocas en la misma es una nueva oportunidad para acercarte a Jesús. Asegúrate de orar por tu cuenta antes de iniciar la celebración, escucha con atención las lecturas y si te ayuda para concentrarte lleva el Pan de la Palabra para seguir las mismas. Por favor, pon tu celular en silencio y prométete no revisarlo durante la Misa. Ora con convicción y cada frase que digas medítala para sacarle frutos. Y finalmente, asegúrate de estar preparado para comulgar. Y si no estás listo o debes confesarte, dedica una oración en el momento de la comunión y procura acercarte lo más pronto al sacramento de la confesión. La Misa no es lo mismo siempre, es más, si la vivimos a plenitud, saldremos cambiados y revitalizados para evangelizar y continuar en los caminos del Señor.
¿Qué tiene de especial la Santa Misa?
