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«¿Qué entendemos entonces por misión? »

«¿Qué entendemos entonces por misión? »

En octubre, mes extraordinario de las Misiones, tenemos varias tareas a realizar en familia y parroquias.

 

Monseñor Edgardo Cedeño/Obispo de Penonomé

Este cuestionamiento, el papa Francisco lo define de manera tan sencilla, pero profunda: “Es un mandato que nos toca de cerca: yo soy siempre una misión, tú eres siempre una misión.  Quién ama se pone en movimiento, sale de sí mismo, es atraído y atrae, se da al otro y teje relaciones que generan vida.

Y es que la misión es dinámica, creativa y novedosa.  Es para todos los cristianos que asumen su compromiso desde el bautismo y se prolonga a lo largo de toda la vida, por lo tanto, todo cristiano es evangelizador y catequista.

El Concilio Vaticano II, nos dice: “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda.  Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa”, (Exhortación Apostólica EN. 14)

Nuestro bautismo nos compromete a salir de sí mismo para ir al encuentro del otro, llevando palabras de esperanza, tal como nos dice el documento de aparecida: “El discípulo a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios”, (Aparecida No.278).

 

Toda nuestra vida sacramental es un camino misionero, dejándonos evangelizar para luego animar con un corazón ardiente a los hermanos alejados, indiferentes y rechazados por el sistema inhumano que imperar en la sociedad de hoy.

 

En octubre, mes extraordinario de las Misiones, tenemos varias tareas a realizar en familia, parroquias, comunidades religiosas y movimientos laicales, orar por los misioneros en el mundo, sea en horas Santas, Eucaristías, santos rosarios recibiendo formación permanente sobre misión, apoyando los lugares que aún necesitan tu presencia misionera y colaborando económicamente para que las actividades misioneras sigan desarrollándose. 

Recuerda: cada bautizado es Enviado.  La Iglesia de Cristo en Misión en el Mundo.

Saludamos a todos los misioneros.  A las Iglesias Locales, Obras Misioneras Pontificias, (Infancia Misionera, Jóvenes y Familias misioneras) laicos comprometidos, Movimientos que donan su tiempo y esfuerzos, a las Comunidades Religiosas dedicadas a la Animación Misionera. 

Que Santa María la Antigua, nos acompañe y nos bendiga siempre.