Con alegría pascual, monseñor Ulloa proclamó que Cristo ha resucitado y que Panamá también puede levantarse con esperanza renovada.
Por Redacción
Con cantos y una multitud llena de gozo, la Catedral Basílica Santa María la Antigua fue escenario de la misa de Pascua celebrada la mañana del domingo 20 de abril. Presidida por el arzobispo metropolitano, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, la celebración marcó el culmen de la Semana Santa Internacional 2025, vivida con fervor y esperanza por miles de fieles.
Desde el inicio, el ambiente reflejaba la alegría de la Resurrección. “Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado”, proclamaron los fieles.
Una homilía de esperanza y compromiso
En su homilía, monseñor Ulloa habló con esperanza, pero también con claridad y firmeza. Recordó que, así como la piedra fue removida del sepulcro, Panamá también necesita remover muchas piedras que impiden su resurrección como nación.

Entre esas piedras, mencionó la corrupción, el egoísmo, la indiferencia, y fue más allá al señalar otras más silenciosas, pero igual de destructivas: el miedo al cambio y la apatía ciudadana. “Panamá resucitará cuando seamos capaces de arrancar estas piedras desde dentro, desde nuestras decisiones personales, desde nuestros hogares, comunidades”, afirmó.
También advirtió sobre los signos de muerte que hieren la dignidad de muchos panameños: la exclusión de los más vulnerables, la violencia, el debilitamiento de los lazos familiares, la precariedad educativa, la explotación ambiental y la falta de oportunidades para los jóvenes.
Pero su mensaje no se quedó en la denuncia: fue un llamado al compromiso y a la esperanza. “La Pascua comienza en lo cotidiano, dijo en el respeto al otro, en la honestidad en el trabajo, en la búsqueda del bien común, en la defensa de nuestra soberanía y de nuestra identidad nacional. Si vivimos como resucitados, entonces Panamá también resucitará con Cristo: en la justicia, en la paz, en la dignidad de cada uno de sus hijos”.

Procesión del Resucitado
Seguidamente de la Eucaristía, inició la tradicional procesión pascual por las calles del Casco Antiguo. A las 9:00 a.m., las imágenes de la Virgen de la Alegría, llevada por la Hermandad de Nuestra Señora de la Merced, y de Jesús Resucitado, cargado por la Hermandad de San Francisco de Asís, salieron al encuentro en la Plaza Catedral.
El momento más emotivo se vivió cuando ambas imágenes se encontraron frente a la basílica, entre aplausos, campanas, alabanzas y lágrimas. Fue el encuentro de la Madre gloriosa con su Hijo resucitado, signo de fe viva y de esperanza para todo el país.
La Semana Santa Internacional 2025, celebrada entre el Viernes de Dolores y el Sábado Santo, cerró con un balance histórico: 276,791 visitas a las iglesias del Casco Antiguo. La organización pastoral estuvo a cargo de la Arquidiócesis de Panamá, con la colaboración de hermandades y parroquias del centro histórico.
La cobertura de medios católicos y seculares permitió que miles más vivieran desde sus hogares esta fiesta de vida. Pero, sobre todo, la Pascua dejó un mensaje claro: la tumba está vacía, Cristo vive y Panamá también puede levantarse.