,

Familia vietnamita recibe sacramentos y descubre un hogar espiritual en Panamá

Familia vietnamita recibe sacramentos y descubre un hogar espiritual en Panamá

El testimonio de tres bautizados confirma que la Pastoral de Movilidad Humana cumple su misión de acoger, proteger, promover e integrar en medio de lo trágico que resulta ser la migración.

 

Por Marianne Colmenárez

Una familia vietnamita jamás habría imaginado que, al ser deportada por el gobierno de Donald Trump, viviría todo lo que Dios les tenía preparado. Tras atravesar continentes y la desafiante selva del Darién, encontraron en Panamá algo más grande que la seguridad terrenal, hallaron la certeza de la fe.

El pasado domingo 28 de septiembre, en la Catedral Basílica Santa María la Antigua, monseñor José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá, bautizó a Le Hanh Phung, de 32 años; a su esposo Truong Duy Tien, de 39, y a su hijo de seis, quien lleva el mismo nombre de su padre.

Con el sacramento, adoptaron los nombres cristianos de Pedro, María y Simón. Los esposos también fueron confirmados y recibieron la primera comunión, acompañados por padrinos panameños y migrantes.

El padre Quynh Hoang, misionero scalabriniano y también vietnamita, tradujo cada gesto y cada palabra. Semanas antes había catequizado a la familia, preparándola con paciencia para el encuentro con la fe.

 

Pedro, María y Simón se convierten en testimonios de que la fe es un puerto seguro.

 

Una travesía con heridas profundas

Junto a otros migrantes descansando durante la travesía.

La historia de esta familia comenzó en Danang, Vietnam, de donde salieron en noviembre de 2022. Partieron obligados por la presión de un gobierno que pretende apropiarse de propiedades privadas sin pagar lo justo.

Con la esperanza de reencontrarse con la madre de Le Hanh, que vive desde hace más de diez años en Estados Unidos, emprendieron un viaje por quince países. Pasaron por Tailandia, Camerún, Surinam, Brasil, Bolivia y Perú, hasta llegar al temido Tapón del Darién, donde permanecieron cuatro días, confiando en un paquete que les ofrecía cruzar la selva en apenas hora y media. Pagaron 60 mil dólares por persona.

Lograron entrar a Estados Unidos por San Diego en febrero de este año. Sin embargo, al tercer día fueron deportados por el gobierno de los Estados Unidos.

No alcanzaron a abrazar a la madre de Le Hanh, que los esperaba en Los Ángeles. Volvieron a quedar en la incertidumbre, dentro del grupo de casi 300 migrantes deportados hacia Panamá.

Acá fueron alojados inicialmente en un hotel de la ciudad, luego permanecieron 17 días en la estación temporal de San Vicente, en Darién y, finalmente, fueron trasladados a Albrook, bajo custodia temporal.

 Allí enfrentaron, una vez más, la angustia de no saber qué pasaría, pero también comenzó un nuevo capítulo en sus vidas. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) contactó al padre Quynh para que sirviera como traductor, y de ese primer encuentro surgió un acompañamiento cercano que les permitió descubrir el rostro de Cristo en la comunidad cristiana.

 

Los esposos fueron catequizados por el padre Quynh Hoang.

 

Un futuro incierto

Monseñor Ulloa entrega la luz a el pequeño Truong Duy.

Le Hanh recuerda que, en su niñez, su padre, católico, le regalaba cómics sobre Dios. Su madre era budista, y en casa no se hablaba de religión.

“Creo que Dios quiso que permaneciéramos aquí un tiempo para aprender y crecer en su Palabra”, compartió tras el bautismo.

El padre Quynh asegura que, “aunque ellos seguirán su camino, ahora partirán con una maleta llena de fe y esperanza que antes no tenían”.  Agregó que el camino de la fe es muy incierto, pero ahora saben que Jesús siempre está adelante, acompañándolos.

Esta Buena Nueva llega en el marco de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, donde el Papa León XIV, en su mensaje bajo el lema: «Migrantes, misioneros de esperanza», nos invitó a reconocer a los migrantes y refugiados no solo como necesitados, sino como portadores de esperanza.

Con su fe y resiliencia, enriquecen a las comunidades que los reciben y forjan nuevos caminos de fe, convirtiéndose así en una auténtica bendición divina. El Papa León XIV hace un llamado a construir puentes, superar barreras y caminar juntos hacia un futuro más digno para todos, invitando a la Iglesia y a la sociedad a asumir un compromiso espiritual con el Reino de Dios.

 

Comunidad que acompaña

Luis Iván Fernández

Padrino

“Ha sido un momento de profundo agradecimiento, al recibir esta responsabilidad entendí que el Señor quiere que observe a quienes más necesitan ayuda. Como migrante, sé lo difícil que es llegar a un país que no es el propio, sin referentes ni apoyo”.

 

 

María Elisa de Ascencao

Madrina

Es venezolana con raíces portuguesas, expresó que conocer a esta familia fue un regalo.

Destacó que, “gracias a la tecnología, el idioma nunca ha sido una barrera para compartir momentos de fe con sus nuevos ahijados”.