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Catequistas consagrados, no usureros de nuestra fe

Catequistas consagrados, no usureros de nuestra fe

Los catequistas son el brazo ejecutor de la educación en la fe de los niños y jóvenes en las parroquias, y así lo reconoció el Arzobispo de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, y volvió a denunciar anomalías que se cometen en el ejercicio de esta misión.

Las palabras del Arzobispo se dieron en la celebración del Día del Catequista, en el Gimnasio de la USMA, y ante cerca de 300 catequistas, del Director de Catequesis de la Arquidiócesis, padre Israel Ramos y el Vicario de Pastoral, padre Luis Núñez.

El Arzobispo recordó que el catequista debe estar dotado de una fe profunda, de una clara identidad cristiana y eclesial y de una honda sensibilidad social. Insistió que es un formador y su mayor compromiso es ser testigos creíbles.

Respecto a las denuncias recibidas sobre anomalías en la preparación de la catequesis para el sacramento de la primera comunión y confirmación. el padre Israel Ramos, Director del Departamento de Catequesis de la Arquidiócesis de Panamá, también lo corroboró a Panorama Católico.

“Se nos ha reportado casos en la oficina de catequistas que ofrecen catequesis en solo tres o seis meses y algunos en menos tiempo, cuando debe ser en dos años y lo hacen cobrando”, denuncia que aseguró se está investigando.

Agregó que se ha establecido claramente los procesos y tiempos para la preparación de niños y jóvenes. “Quienes contravienen estas normas, corrompen el proceso que ha sido pensado y estudiado con la finalidad de que los bautizados puedan ser más conscientes del sacramento que reciben”, explicó.

El responsable de catequesis de la Arquidiócesis indicó que “no se puede hacer lo que nos da la gana y aquel catequistas que se le compruebe que está incurriendo en esto se le suspenderá la posibilidad de este servicio de formación”.

Hace meses, el Arzobispo emitió un pronunciamiento donde decía que ofrecer una catequesis “light” para satisfacer a algunos sectores, que pueden “pagar” una formación “privada” es un acto de corrupción, y se convierten en usureros de la fe.