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Examinar todo y quedarse con lo bueno

Examinar todo y quedarse con lo bueno

En los últimos años, no pocos gobiernos, partidos y movimientos de derecha han reaccionado con dureza contra la agenda woke. 

 

Por Miguel Ángel Ciaurriz, OAR

Ante el ascenso y extensión por el mundo de la llamada Nueva Derecha Global, la conocida ideología Woke, que ha tratado de consolidar en las zonas del mundo, mayoritariamente democráticas, una conciencia crítica en nuestras sociedades, está siendo desplazada por los nuevos aires autocráticos, principalmente desde que asumió la presidencia de Estados Unidos el señor Donald Trump.  

La lucha contra las injusticias sociales, la falta de libertades y la igualdad de género ya no importan lo que, hasta ahora, importaban a la gente, y están quedando en segundo plano. El activismo progresista de las izquierdas está siendo cuestionado por sectores y prominentes representantes de la nueva derecha política a escala global, que está extendiéndose por muchos países y territorios de los cinco continentes, tal vez menos por el continente africano, donde el asunto de las libertades no es tan nuclear.

 

La ideología Woke  se refiere a una perspectiva que prioriza la conciencia y acción contra la injusticia social. 

  

La llamada ideología woke promueve una conciencia crítica sobre sistemas de opresión relacionados con el racismo, el patriarcado, la colonialidad, la homofobia, la transfobia, el llamado lenguaje inclusivo, entre otros. Esta corriente busca una transformación estructural hacia sociedades más equitativas, donde la dignidad humana no quede reducida a la irrelevancia.  

Podríamos decir que estamos pasando del idealismo, un tanto utópico, al escepticismo, que para muchos tiene más visos de realismo. Lo utópico, lo ideal y deseable sigue siendo la bandera de las izquierdas que se han adueñado del progresismo. Esta nueva manera de entender la vida está siendo la reacción de la derecha que, en países europeos, por ejemplo, está cundiendo más entre los jóvenes que aún no llevan 35 años en su calendario, y principalmente varones.  

 

El activismo progresista de las izquierdas es cuestionado por la nueva derecha política a escala global.

 

Ciertamente, en estos últimos años, no pocos gobiernos, partidos y movimientos de derecha han reaccionado con dureza contra esta agenda woke. Su crítica no se limita a un rechazo ideológico, plantea también argumentos concretos que explican por qué lo woke está siendo dejado de lado y ya no es útil para este tiempo ni para este hombre de hoy.  

Tenemos que ser capaces de entender los cambios que se registran en el mundo actual.

Quienes enfrentan y van en contra de la ideología woke, nadan contra una corriente cultural que, en su opinión, vulnera libertades fundamentales, como la libertad de expresión o de pensamiento. Critican que se haga énfasis en las minorías que, a su juicio, amenazan la identidad nacional, cultural o religiosa. La contracorriente de la derecha está ofreciendo una narrativa alternativa, centrada en el orgullo nacional, la familia tradicional, la soberanía y los valores “auténticos” de cada uno. 

 

Estudios sobre el fenómeno woke 

Algunos analistas que se han ocupado de estudiar este fenómeno woke, consideran que esta ideología se está diluyendo en los lugares y países donde predomina debido a una fatiga progresista y democrática _fatiga woke le dicen_ que no ha conseguido que los grandes sueños de una vida mejor y más digna de los ciudadanos tengan perdurabilidad y hoy se sientan amenazados.  

Esta debilitación de la ideología que ha venido predominando en las últimas décadas, siendo sustituida por una nueva forma de entender el mundo, se está dando en Estados Unidos, con el presidente Trump a la cabeza, y en países europeos como Hungría, Italia, Reino Unido, Países Bajos, Austria, Portugal, entre otros. También nuestro continente latinoamericano, como es el caso de Argentina, en cuya presidencia está Javier Miley, ha entrado en esta nueva marea que parece estar llevándoselo todo por delante.  

En todo caso, no nos dejemos engañar. El hecho de que la ideología woke se esté quedando al margen, en la periferia de nuestra forma de pensar y sentir, es el resultado de una serie de tensiones sociales reales que han sido aprovechadas por la derecha política para ofrecer alternativas con amplio respaldo popular. Como creyentes, <<estando en el mundo sin ser del mundo>>, como nos dice el apóstol Pablo: “Examínenlo todo y quédense con los bueno”. (1Ts 5,21) Y esto pasa por no renunciar a nuestra visión crítica de lo que acontece a nuestro alrededor.