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León XIV resalta la figura del fraile agustino Santo Tomás de Villanueva

León XIV resalta la figura del fraile agustino Santo Tomás de Villanueva

La cruz pectoral  de León XIV incluye reliquias de San Agustín y Santo Tomás de Villanueva, un fraile y obispo agustino quien es el patrón de la provincia agustina que le otorgó una condecoración al sumo Pontífice.

 

Miguel Ángel Ciaurriz, oar

redaccion@panoramacatolico.com

El próximo 10 de octubre, el calendario litúrgico marca la fiesta de Santo Tomás de Villanueva, un santo agustino de particular atractivo para el papa León XIV, que hizo parte de sus estudios en la Universidad de Vilanova, en el estado de Pensilvania.  

El crucifijo pectoral del papa León XIV contiene reliquia de Tomás de Villanueva.

Y con ocasión de esta fiesta, el Pontífice ha enviado un mensaje a sus hermanos frailes de la Provincia Agustiniana de Santo Tomás de Villanueva, en Estados Unidos, expresando su gratitud por el otorgamiento de la Medalla de San Agustín.

 

“Ser reconocido como agustino es un honor entrañable. Mucho de lo que soy se lo debo al espíritu y a las enseñanzas de San Agustín”, señaló el que fuera el cardenal Prevost. 

 

Vida de San Agustín

Reflexionando sobre la vida de San Agustín, señaló que su camino “estuvo lleno de pruebas y errores, como nuestras propias vidas”. Sin embargo, gracias a la gracia, a las oraciones de su madre Santa Mónica y al testimonio de la comunidad que lo rodeaba, descubrió “el camino de la paz para su corazón inquieto”. 

El testimonio de Agustín, dijo, invita a cada cristiano a reconocer los dones recibidos de Dios y ofrecerlos “en amoroso servicio a Dios y al prójimo”, y resaltó la presencia agustiniana en Filadelfia, una de las comunidades católicas más antiguas de los Estados Unidos. 

 

Enseñanza

“Jesús nos recuerda en el Evangelio que debemos amar al prójimo”, dijo el Papa, instando a mirarnos los unos a los otros “con los ojos de Cristo” y a redescubrir nuestra identidad como “hermanas y hermanos en Él”. Y, citando a San Agustín, expresó: “No tengáis el corazón en los oídos, sino los oídos en el corazón”, y animó a la familia agustiniana a adoptar un espíritu de auténtica escucha: “Antes de hablar, debemos escuchar”.

En este sentido recordó que en una Iglesia sinodal estamos llamados a escuchar al Espíritu Santo, a los demás y, especialmente, a las voces de los pobres. Por su amor a los pobres se destacó especialmente Santo Tomás de Villanueva, a quienes diariamente, a las puertas de catedral de Valencia, repartía comida tratando de mitigar su hambre.

 

Valor Agustiniano

En sintonía con el valor agustiniano de la interioridad, invitó a filtrar el ruido y la división del mundo para escuchar la voz amorosa de Dios, la única que puede traer la paz. Cuando oímos esa voz tranquilizadora, afirmó, podemos compartirla con el mundo mientras nos esforzamos por ser uno en Él. 

A las puertas lo espera ser el doctor n° 39 de la Iglesia. Santo Tomás de Villanueva sigue siendo hoy un modelo de creyente y seguidor de Jesús, que encaminó sus pasos por la ruta de la santidad. Él, en su tiempo, vivió en el mundo, pero no fue del mundo.