Cada niño tiene habilidades únicas. Reconocerlas y potenciarlas fortalece su confianza, evitando la presión de encajar en estándares académicos rígidos.
Por Frank Suárez
Si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, vivirá toda su vida creyendo que es un inútil”. Esta frase, atribuida al científico Albert Einstein, nos recuerda una verdad fundamental: cada persona tiene talentos únicos.
Sin embargo, en el ámbito educativo y familiar, persiste la presión de encajar a niños y jóvenes en un molde rígido, en lugar de potenciar sus fortalezas individuales.
Un nuevo año escolar
Con el comienzo del año lectivo 2025, los padres y acudientes tienen la oportunidad de adoptar una mirada más comprensiva y amorosa hacia el aprendizaje de sus hijos.
Jesús nos enseñó a acoger sin excluir, sin etiquetar ni discriminar, algo que tristemente sigue ocurriendo en muchos entornos escolares y familiares.
“Cuando niña era muy alegre, extrovertida y comunicativa, todo lo quería saber, el por qué y para qué de las cosas. Pero las personas incluso mi familia, nunca entendieron eso y me tildaban de “loca”… Eso me marcó profundamente y durante muchos años, especialmente en mi adolescencia, llegué a creerlo”, (Y.P) 22 años.
Una clave para la autoestima y el bienestar

Cuando un niño o joven identifica y desarrolla su talento, experimenta una transformación profunda: mejora su autoestima, fortalece su confianza y encuentra un propósito. Esto reduce el riesgo de frustración, desmotivación y problemas emocionales.
Como padres, elegir instituciones que promuevan métodos de enseñanza flexibles, proyectos personalizados y enfoques que prioricen el aprendizaje para la vida es clave.
Más allá de las calificaciones, lo esencial es que cada niño descubra su potencial y se sienta valorado por lo que es.
El papel de los padres
Los padres de familia y acudientes tienen un papel fundamental en la identificación y motivación de los talentos de sus hijos.
Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y su forma particular de relacionarse con el mundo. Entender la diversidad de inteligencias—emocional, musical, kinestésica, artística, entre otras—nos ayuda a construir un ambiente más inclusivo y enriquecedor.
Recomendaciones
- Acepta y ama a tu hijo, aparezca o no en el “cuadro de honor”.
- Ayúdale a descubrir sus talentos y fortalezas, sin prisas.
- Admira lo que sí le destaca, en lugar de señalar lo que le cuesta.
- Recuerda que cada niño tiene talentos únicos; la diversidad es parte de la Creación.
- No te dejes influenciar por las tendencias: ser youtuber o influencer puede estar de moda, pero cada niño debe brillar a su manera.
Aceptar y celebrar las diferencias individuales en la educación permite que cada niño brille con su propia luz, sin apagar la de los demás. Así construiremos un mundo más humano, inclusivo y fiel al mensaje evangélico.