Con el viaje de Pablo a Roma se cierra el libro de los Hechos. Lucas ha mostrado cómo el Evangelio ha llegado a Roma, centro del mundo, entendida siempre como “los extremos de la tierra”. Pablo ya ha sido condenado por los judíos y este viaje representa una especie de ciclo de muerte y resurrección.
El autor narra detalladamente las peripecias del viaje, queriendo mostrar que el misionero es portador de confianza, salvación y vida. Pablo, en su condición de prisionero político, debía ser escoltado por una guardia militar. Se menciona a un tal Aristarco, posiblemente el mencionado en Col 4,10 y Fil 24.
La primera parte del viaje es tranquila. El problema estaba en el cruce del Mediterráneo hasta Roma: el viento sopla en contra-rio, presagiando los acontecimientos trágicos que se presentarán.
Están en buen puerto y se anuncia la intención de proseguir el viaje. Pablo advierte que podrían echarse a perder cargamento y personas, pero nadie le hace caso. Reiniciado el viaje, se levanta una gran tempestad que compromete la situación, pero ahora Pablo profetiza que nadie va a morir y por solidaridad con su destino, todos se salvan.
Pablo interviene en otras ocasiones, siempre con palabras de salvación, confianza y solidaridad: donde se salva uno, se salvan todos. Por fin, todos llegan a tierra firme.
Descubrimos entonces que lo realmente importante no son las tempestades del camino, sino la actitud confiada de atravesar-las, para arribar a un lugar en el que la vida esté efectivamente a salvo.
Sin un Pablo en este viaje, ¿qué habría podido ocurrir? Sin una persona que confíe en el Dios de la vida ¿cómo podrá la gente atravesar las tempestades de la vida?
Siempre defender la vida
Van catorce días sin tomar alimento. Pablo les exhorta a comer y para darles valor, “tomó pan, dio gracias a Dios en presencia de todos, lo partió y se puso a comer”. La escena evoca, inmediatamente, la Eucaristía. ¿Se trataba de una celebración entre paganos? Difícil saberlo. Sin embargo, la escena suscita la confianza en la vida. En las situaciones difíciles, es necesario confiar en la vida, defenderla y alentarla, por más que ésta parezca estar fatalmente amenazada. De la vida surge la vida y es preciso defenderla.