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Fundamentos de la vida en comunidad

Fundamentos de la vida en comunidad

Producto del Pentecostés y del primer anuncio, apreciamos la formación de la primera comunidad cristiana, mejor dicho, de lo que debe ser una comunidad que ha escuchado el primer anuncio, se ha convertido, ha sido bautizada y ahora se formula la pregunta de cómo tendrá que vivir.

La perseverancia de la comunidad se expresa en cuatro aspectos:

La enseñanza de los Apóstoles: designa la instrucción más profunda que sigue a la fe inicial.  Abarca dos vertientes:  el recuerdo y evocación de las palabras y acciones de Jesús y la relectura de toda la Biblia en la perspectiva del mismo Jesús.

La comunión fraterna: la escucha de la Palabra suscita la comunión fraterna, que imprime identidad propia a la comunidad cristiana, diferenciándola de otros grupos sociales.  Esta comunión fraterna está en el compartir las decisiones y los bienes.

La “fracción del pan”: se refiere a la cena eucarística.  Esta práctica de la Eucaristía subraya la participación en la memoria de la fe, en el gesto amoroso de Jesús, que lleva a compartir, en un clima cercano y fraterno, los bienes de la vida y el anuncio profético de una humanidad reconciliada.

Las oraciones:  La novedad cristiana no se celebra en el templo, y los cristianos tampoco edifican nuevos templos.  La novedad, expresada por la Eucaristía, se celebra en las casas, poniendo de manifiesto la encarnación de lo sagrado dentro de lo profano.  El lugar de la experiencia de Jesús es, por consiguiente, la vida en común, con sus problemas y conflictos.

Se destaca también que los apóstoles seguían obrando los prodigios y señales que Jesús realizaba, gestos posibles para todos aquellos que se comprometen a seguir la palabra y la acción de Jesús.