El próximo lunes 18 de junio, quedará grabado en la memoria de todos los panameños; por primera vez se escuchará las notas musicales del Himno Nacional de Panamá;un país pequeño que soñó en grande por mucho tiempo, clasificar a un mundial era el objetivo.
Desde el pasado 17 de octubre, día en el que clasificaron, cada quien vive su cuenta regresiva y su pasión futbolera a su manera, comprando camisetas, gorros, adquiriendo e intercambiando barajitas del álbum oficial, y al pendiente de cualquier movimiento que esté realizando la selección.
Este primer partido será contra Bélgica, un equipo que ha participado trece veces en mundiales. Muchas expectativas, ilusiones, temores y esperanzas, son algunas de las emociones que manifiestan los hinchas de la Sele.
Uno de esos aficionados al fútbol y seguidor de la selección panameña es monseñor Rafael Valdivieso, obispo de la diócesis de Chitré. Quienes le conocen desde estudiante en el Seminario Mayor de San José, saben que le apasiona este deporte, desde jugarlo en la cancha hasta no perderse un partido de la liga nacional, la liga europea y lógicamente la copa del mundo.
Valdivieso anhela ese gran día de escuchar por primera vez el nombre de su patria en una Copa del Mundo, manifiesta que es normal que podamos sentir temor por lo que pueda suceder en ese primer partido, pero aclara que lo más importante es que todo un país debe mantener esperanza y, sobre todo, confianza de que nuestra selección hará su mayor esfuerzo para representarnos.
“A quienes nos gusta el fútbol y lo conocemos, sabemos que es una disciplina que necesita destrezas y habilidades, para mí este deporte se acerca al arte, cuando vemos que un jugador lucha por tener el balón siempre y lo comparte con mentalidad de equipo para llegar a la portería contraria. A esto se le suma la intensidad y la actitud de los protagonistas, imprescindibles para que la puesta en escena sea impecable”, afirmó.
Para monseñor Valdivieso hay jugadas tan bien ejecutadas que generan una gran emoción y por supuesto admiración. Agrega que se requiere de una preparación personal, tanto física como espiritual. Recuerda que en una ocasión pudo conocer la casa donde el equipo de la Juventus de Turín vivía un retiro espiritual cada cierto tiempo como parte de su preparación interior.
Cultura del encuentro
Los grandes eventos deportivos, son sumamente simbólicos, lo que demuestra que es posible construir una cultura del encuentro y un mundo de paz, afirmó el papa Francisco. Explica que al participar del deporte, el ser humano es capaz de ir más allá de su propio interés personal, y de una manera saludable, aprende a sacrificarse, a crecer en fidelidad y en el respeto a las reglas”, agrega el Santo Padre.
El fútbol es el deporte que convoca el mayor número de personas alrededor del mundo, y es practicado en más de 270 países. Lo masivo de su convocatoria hace que se convierta en un fenómeno social. Las barras son un lugar de encuentro de los seguidores, donde además de representar su gusto por un equipo, encuentran identidad, fraternidad y compañerismo. También estos sentimientos pueden ser llevados al extremo, hacer que la pasión, y euforia se conviertan en vandalismo.
Se debe tener mucho cuidado, algo que comenzó por la natural rivalidad entre los seguidores de dos equipos de fútbol, puede sobrepasar los límites y convertirse en un grave problema.