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Mujer: queda libre de tu enfermedad

Mujer: queda libre de tu enfermedad

Lucas 13,10-17. Originalmente el sábado era una institución liberadora, de descanso para el pueblo y marca distintiva de la religión judía, que terminó convirtiéndose en un peso abrumador, hasta impedir que se curaran enfermos esos días.
En su camino hacia Jerusalén, la capital y centro del poder económico, político y religioso de su pueblo, Jesús va enfrentándose con la religión que oprime en vez de liberar. Jesús desenmascara la hipocresía de una religión que no solo no libera al pueblo, sino que también le impone un fardo extra sobre sus espaldas.  ¿Vale más un animal que una persona humana?  Si el animal puede ser liberado en sábado, ¿por qué no una persona?
La propuesta de Jesús, es el Reino de Dios, que quita el fardo de las espaldas del pueblo y que actúa como nueva semilla y fermento, para transformar la realidad.  La puerta para entrar a ese Reino es estrecha: es la práctica de la justicia.  Esto despierta la reacción de los poderosos, que se concentran en la ciudad, quienes en vez de producir la religión que libera, producen la “religión que mata”.
La mujer encorvada del relato, simboliza la figura del hombre que, por no querer producir el fruto de la obediencia, perdió su estado de rectitud.  Con su sanación, el hombre, ya no queda postrado ante las cosas, confundido entre los animales:  recobra su posición originaria, en pie ante Dios.  Su diálogo es ya con Él, su interlocutor que lo constituye como ser humano.
A diferencia de la hemorroísa, la mujer encorvada no trata de tocar a Jesús; en cambio es buscada y tocada por Él,           subrayando la iniciativa paciente del que ha venido a buscar a los hijos perdidos de la casa de Israel.