A cinco años de la carta encíclica Laudato Si

A cinco años de la carta encíclica Laudato Si

Rev. José Fitzgerald, CM

“Renuevo mi llamado urgente a responder a la crisis ecológica. El clamor de la tierra y el clamor de los pobres no dan para más”. De esta manera, el Papa Francisco invita a todos a celebrar el 5° aniversario de la carta encíclica Laudato Si: Sobre el Cuidado de la Casa Común. Por medio de un video mensaje, el Papa anima a la Iglesia a celebrarse la Semana Laudato Si del 16 al 24 de mayo 2020. “Cuidemos la creación, don de nuestro buen Dios Creador”. 

Si pensábamos en una semana de muchas “actividades proambientales”, la pandemia COVID-19 y las restricciones que conlleva, ha causado una reorientación en lo que significa celebrar esta fecha importante. Lo cierto es que no vamos a pasar la semana recogiendo basura de las calles, sembrando plantones en lugares verdes o llevando a cabo foros sobre temas ambientales – aunque todas son actividades importantes.   

Entonces, ¿cómo podemos marcar esta fecha significativa en que el Papa entregó a la Iglesia y el mundo una reflexión profunda sobre la crisis ambiental y nuestra responsabilidad en repararla? 

Quizás la clave a la respuesta la encontramos en el lenguaje del Papa en la misma encíclica, particularmente en dos términos ampliamente usados: la conversión ecológica y la ecología integral.

Podemos aprovechar la particularidad de este tiempo de estar en casa para hacer un examen de conciencia y preguntarnos si la conversión ecológica que el Papa nos ha invitado a vivir ha tomado raíces profundas en nuestra vida. La verdadera conversión cambia nuestra perspectiva y brota con evidencias en un nuevo modo de actuar. Cualquier conversión inicia con el humilde reconocimiento que “hemos pecado”. En este caso, aceptamos que nuestra relación con la creación no es la que el Creador espere de nosotros; que la humanidad ha olvidado su lugar en el plan creativo de Dios, se ha equivocado en sobre enfatizar el “dominio sobre” la creación en lugar de mantener la armonía establecida por el Creador desde el principio. 

Pero como no es suficiente quedarnos bajo de la cruz el Viernes Santo, estamos invitados a vivir también la resurrección y la nueva vida que Dios quiere para la humanidad y toda la creación. No es tarde regresar al camino correcto y reestablecer la relación correcta con la Madre Tierra, así como “el Creador no nos abandona, nunca dio marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado” (LS 13). Y así como todos somos partícipes en la degradación de la creación, todos jugamos una parte importante en la restauración de ella. Al celebrar la Semana Laudato Sí en este tiempo de la Pascua nos da la oportunidad de profundizar en la conversión ecológica, “que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea” (LS 217). 

La verdadera conversión en nuestra vida nunca queda en pensamiento y sentimiento, sino se manifiesta alegremente en acciones concretas. Una ecología integral, como la presenta el Papa, no es una ecología compartimental en nuestras vida o sociedad; no es tanto algo que “hacemos” en momentos puntuales, sino algo que “vivimos” diariamente.  Una ecología integral afecta todos los aspectos de nuestra vida: desde el origen de la comida al modo de transporte que elegimos; desde la ropa que nos ponemos diariamente a las decisiones contra el consumismo que tomamos. 

La ecología integral no es solamente individual, sabiendo que la crisis frente de la humanidad exige una respuesta de la humanidad en sí. “A problemas sociales se responde con redes comunitarias, no con la mera suma de bienes individuales” (LS 291). Los esfuerzos individuales acumulados jamás alcanzarán las metas necesarias si seguimos con un sistema de extracción, producción, consumo y descarte linear en un mundo finito. Las iniciativas locales no bastan si seguimos con políticas estatales más preocupadas en las próximas elecciones que en las próximas generaciones. La ecología integral exige creatividad en imaginar e implementar nuevas relaciones económicas y sociales que respetan la vida humana y toda la vida. 

Y finalmente, la ecología integral afirma que somos parte de un total, de una sola creación. No nos ayuda referirnos a la humanidad como plaga o virus para la “naturaleza”, como si existiéramos afuera de ella. El Papa afirma que, “para el creyente, el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro, reconociendo los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres” (LS 220). 

Aunque no vamos a llevar acabo las actividades planificadas en la Iglesia, a nivel mundial, para marcar el 5º aniversario, si podemos vivir la Semana de Laudato Si, profundizado nuestra conversión ecológica para que sea más conforme al corazón del Creador y comprometiéndonos a vivir la ecología integral en todos sus aspectos.  ¡Alabado sea!

 Reflexión 

– “El Creador no nos abandona, nunca dio marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado” (LS 13).

– “A problemas sociales se responde con redes comunitarias, no con la mera suma de bienes individuales” (LS 291).

– “El mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro, reconociendo los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres” (LS 220).