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Un servidor de Cristo que ha puesto sus dones para trabajar de la mano con el pueblo de Dios

Un servidor de Cristo que ha puesto sus dones para trabajar de la mano con el pueblo de Dios

Al sacerdote se le describe como un hombre de Dios, enamorado del evangelio. Jesús vino a transformar el mundo y él ha seguido esa línea cuidando de los más frágiles. No es amigo de dar limosna, sino de la formación.

 

Por Elizabeth Muñoz de Lao

El sacerdote Patrick Hanssens ha sido un servidor de Cristo apegado siempre a sus enseñanzas, fiel a una Iglesia en salida; un convencido de poner en práctica lo establecido en el Concilio Vaticano II, de hacer vida en una Iglesia, pueblo de Dios, en comunidad de comunidades.

De eso han sido testigos los fieles de 31 de ellas en su parroquia Santa Cruz de Chilibre y Caimitillo, donde laboró por más de 30 años, desde 1986, como párroco. Estas comunidades están divididas en zonas parroquiales y cada capilla cuenta con sus pastorales, en un trabajo descentralizado, pero que se hace en conjunto entre el sacerdote, las Hermanas Esclavas de Cristo Rey y los laicos. Es una parroquia para dos corregimientos que nació en sinodalidad.

Y hablando de las hermanas, ellas fueron las fundadoras de las comunidades eclesiales de base en esa área, según atestiguaron dos de ellas, Josefa Gómez y Argelia Quero, quienes coincidieron en que desde 1974 fue una Iglesia misionera, que estuvo adscrita a San Miguelito, con una pastoral de visita casa por casa, de la mano del padre Gerald Maderfield.

La idea era darles protagonismo a los parroquianos mediante su propio proceso de cambio.

El padre ha trabajado muy unido a las Esclavas de Cristo Rey.

Y luego llegó el padre belga Patrick (Patricio para los fieles).  “Él no se impuso, sino que se incluyó en el trabajo misionero. Puso su carisma, su impronta y su sabiduría al servicio de las comunidades”, manifestó la hermana Argelia. “Él tiene un corazón de pastor muy grande, se encontró con una base en la parroquia y él la iluminó. Lo más nuclear es que ha hecho vida en una Iglesia, pueblo de Dios”, añadió.

Al referirse al padre como ser humano, lo describió como un hombre íntegro, que no tiene dobleces en su manera de ser y de pensar. Es respetuoso, discreto, digno. Él se imponía por la dignidad de su persona, destacó.

 

Hoy, cuando el sacerdote humilde y sencillo, sufre quebrantos de salud que lo han alejado de su labor como pastor que guía, las hermanas que siempre lo acompañaron en su caminar lo describen como un hombre que nunca perdió su talante, su estilo ni el tiempo.

 

Su paso por el lago

La Unión de Comunidades Campesinas del Lago Alajuela (UCLA) se creó primero como una cooperativa por el padre Gerald Maderfield. Cuando llegó Patricio, se mantuvo como una organización, ahora con personería jurídica.

Él, junto a las hermanas y laicos, organizó muchos proyectos, como el apiario, uno de sus rubros principales; secado de pescado, plantaciones de piña, plátano, turismo rural, entre otros, con la cooperación de organizaciones gubernamentales, ONGs y el Canal de Panamá.

Cada comunidad del lago Alajuela tiene su acueducto, que ha sido una lucha de los moradores con el acompañamiento y ayuda de la Iglesia.

“El padre Patricio se ha sacrificado mucho para apoyar a estos campesinos y a todos los miembros de la parroquia Santa Cruz”, expresó la hermana Josefa. Él iba a esas poblaciones lejanas y compraba lo que producían, como yuca, ñame, plátano, nance, miel, entre otros productos.

Al llegar a la casa, cansado del viaje desde el lago, los pesaba y los empaquetaba para la venta, a fin de que esa feligresía obtuviera ganancias de su trabajo, con lo que se beneficiaban también las otras comunidades de Chilibre y Caimitillo que los adquirían. Consiguió que algunas Ongs ofrecieran cursos de emprendimiento de turismo rural y comunitario, en las comunidades.

Como el sacerdote fue uno de los que acompañó el nacimiento de la Universidad de Las Américas (Udelas), cuyas carreras inciden mucho en lo social, hoy día hay becados de San Juan de Pequení, por esta universidad, y también egresados de allí que ahora ejercen como licenciados en Turismo, en Informática, a quienes el padre les consiguió las computadoras.

 

Una vez al mes, visitaba a las poblaciones a orillas del lago Alajuela, que lo recibía con alegría.

 

Discípulo lo describe

Desde la mirada de las comunidades del Lago Alajuela, la parroquia Santa Cruz tiene una parte en la carretera, y otra a orillas del lago. Allí tiene siete capillas: Victoriano Lorenzo, San Vicente La Tranquilla, Quebrada Benítez, Peñas Blancas, Quebrada Ancha, Mono Congo y San Juan de Pequení rural.

“Es impactante para mí, porque pese a su edad, caminaba horas para llegar a algunas de las comunidades. En verano se tiene que caminar cuando el lago está seco”, argumentó Jorge Muñoz, morador de Quebrada Ancha y estudiante de la universidad.

Escribió libros, como un legado para la feligresía y laicado.

“Él siempre ha tenido ese carisma y ha ayudado a las comunidades del lago Alajuela porque son las más distantes del centro, por ser campesinas, vulnerables; por ser reprimidas por las regulaciones que tiene el parque Nacional Chagres, pues para vivir allí hay normas a seguir”, explicó Muñoz.

Por ejemplo, la mayoría son agricultores, pero solo dan permiso para sembrar una hectárea de arroz.

Hacía las misiones un viernes de cada mes en las comunidades, que se preparaban con mucha animosidad para esperarlo.

El padre impulsó los proyectos turísticos, siempre cuidando el ambiente. “Cuando Quebrada Ancha se quiso dedicar al turismo, el que dio la idea fue el padre en el 2007, porque siendo europeo, sabía el potencial que tenemos, rodeados de vegetación, con un Camino Real histórico. Se hizo y trajo a su familia de visita”, resaltó Muñoz.

Allá tienen su apiario, impulsado por el padre, para la producción de miel, con personería jurídica y registro sanitario, lo que hace que la venta sea rentable.

“Yo siempre recuerdo que es muy puntual. Él me bautizó y yo crecí viéndolo, siempre con una sonrisa, tratando de invitar a los niños a que participaran en misas y clases de conciencia ambiental. Llevaba bolsas de bumbumbún.  Al terminar la misa, ellos esperaban su bolonchón”, dijo entre risas.

En Quebrada Ancha, la escuela era multigrado y solo hasta sexto, y a través de él, la maestra y los padres de familia, se logró llevar un profesor para que enseñara pre-media.

Además, preparaba a los facilitadores de la Palabra y los domingos se celebra en las comunidades.

Lo mismo se hace en las otras 24 de la parroquia.

 

Él solicitó que lo enviaran a la misión en Panamá

La Universidad Santa María La Antigua, le otorgó el doctorado Honoris Causa al padre Patricio Hanssen en Humanidades y Teología, por su gran aporte a la Iglesia, y por haber asimilado, comunicado y llevado a la práctica la renovación eclesial del Concilio Vaticano II. Asimismo, por su amplia labor académica, su entrega en el trabajo pastoral y aportes en la Pastoral Social.

El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, destacó en el acto de investidura, en 2022, los aportes del padre Hanssen enfocados en la teología pastoral estudiada, escrita y enseñada por él, y encarnada en su vida, a través de la descentralización de la parroquia Santa Cruz, la opción por los pobres, la promoción humana y la solidaridad, siguiendo el ejemplo del padre Héctor Gallego.

Nació el 6 de febrero de 1947. Estudió su doctorado en Teología en Bélgica. En ese país conoció al padre Conrado Sanjur, quien le habló del trabajo pastoral en San Miguelito y conocía de la labor misionera de esta región, pionera de lo que luego se llamaría comunidades eclesiales de base.  Ordenado sacerdote, pidió a su obispo que lo enviaran a ese distrito, al que el padre europeo misionero llegó en noviembre de 1976. Laboró en Ciudad Jardín San Antonio y luego en Santa Librada.

A la Santa Cruz llegó en febrero de 1986. Así se integró con las hermanas Esclavas de Cristo  Rey.