Los asistentes disfrutaron de la gastronomía, artesanía, danzas y tradiciones de 12 países representados.
Por Marianne Colmenárez
El II Festival de las Naciones, organizado por la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Panamá, reunió el domingo 14 de septiembre a migrantes, refugiados y panameños en el salón Marcos Gregorio McGrath del Arzobispado de Panamá. La jornada destacó por su ambiente de fraternidad, arte, gastronomía y cultura.
Monseñor José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá, envió un mensaje desde Roma, donde participa de la visita apostólica al Vaticano como segundo vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño.
Recordó que “como Iglesia, los acogemos no como extraños, sino como hermanos. Su presencia nos recuerda que somos una comunidad abierta, universal y sin fronteras, llamada a construir puentes y no muros, a levantar corazones y no barreras”.
La apertura estuvo a cargo del sacerdote Mario Geremia, misionero scalabriniano, quien aseguró que se puede convivir en paz, en armonía y compartiendo la diversidad cultural de todos los pueblos en un mismo espacio.
“Gracias a Dios, gracias a los migrantes y gracias a Panamá, este país tan hermoso que nos acogió” expresó el padre Mario antes de orar en comunidad.
Sabores únicos
Veinticinco emprendedores de Nicaragua, México, Colombia, Venezuela, Ecuador, Portugal, Brasil, Italia, China y Panamá, junto a participantes por primera vez de Vietnam y Afganistán, ofrecieron artesanías y platos típicos. Entre ellos destacaron los rollitos de primavera con salsa de maní de Vietnam y el mantu afgano, relleno de carne y especias.
Uno de los momentos más importantes fue la visita del cardenal Américo Manuel Aguiar Alves, obispo de Setúbal en Portugal, quien recorrió los stands y bendijo a los participantes. Recordó que “todos somos distintos, pero no distantes, y que todos somos peregrinos en nuestro paso por la tierra”.
La jornada cerró con presentaciones de danza y música. México, España, Colombia y la cultura árabe se lucieron en el escenario. Los niños, en su mayoría migrantes, disfrutaron de juegos y premios con el recreador Tavitín, consolidando un ambiente de alegría y convivencia.
