León XIV recordó que en el Antiguo Testamento el tiempo jubilar evocaba el regreso a la tierra propia y la recuperación de la libertad.
Fuente: Aciprensa

Durante una audiencia con los participantes del “Encuentro Jubilar y Sinodal para el Discernimiento Esperanzador sobre el Futuro de la Vida y la Familia”, organizado por el CELAM y la Academia Pontificia por la Vida.
En su alocución, el Pontífice señaló que “vivir la sinodalidad en la familia requiere ‘caminar juntos’, compartiendo penas y alegrías, dialogando respetuosa y sinceramente entre todos sus miembros, aprendiendo a escucharse y a llegar a tomar las decisiones familiares importantes entre todos”.
Reflexionando sobre las palabras jubileo, esperanza y familia, León XIV recordó que en el Antiguo Testamento el tiempo jubilar evocaba el regreso a la tierra propia y la recuperación de la libertad. “Hoy, ese volver debemos leerlo como un llamado a regresar al centro de nuestra vida, a Dios mismo, al Dios de Jesucristo”.
Esta mirada jubilar al pasado, también invita, según prosiguió en su alocución, a pensar en las raíces familiares, en particular, “a la oración perseverante de nuestras abuelas desgranando las cuentas del Rosario, a su vida sencilla, humilde y honesta que, como fermento, sostuvo a tantas familias y comunidades”.
El Papa también exhortó a no caer “en el peligro de fundar nuestras vidas en seguridades humanas y en expectativas mundanas”, que en el ámbito social podría traducirse como la tentación de “ir tirando”, argumentó citando palabras de San Pier Giorgio Frassati.
Por otro lado, recordó que “hoy en día hay auténticas amenazas a la dignidad de la familia, como, por ejemplo, los problemas relativos a la pobreza, la falta de trabajo y de acceso a los sistemas de salud, los abusos a los más vulnerables, las migraciones, las guerras”.
Además, León XIV subrayó que los poderes públicos y la Iglesia “tienen la responsabilidad de buscar cómo promover el diálogo y fortalecer los elementos de la sociedad que favorezcan la vida en familia y la educación de sus miembros”.
En este contexto, dijo el Pontífice, la familia ha de ser entendida como “don y tarea”, de tal forma que “es crucial fomentar la corresponsabilidad y el protagonismo de las familias en la vida social, política y cultural, promoviendo su valiosa contribución en la comunidad”.
“En cada hijo, en cada esposa o esposo, Dios nos encomienda a su Hijo, a su Madre, como hizo con San José, para ser, junto a ellos, base, fermento y testimonio del amor de Dios en medio de los hombres”, añadió el Papa.
