Con su Escuela de Enfermería de Santa Teresa, ubicada en la provincia de Gweru, responden a la escasez de personal sanitario en zonas rurales y forman profesionales con valores cristianos y un compromiso profundo de servicio.
Karla Díaz
Las Hermanas Misioneras Dominicas del Sagrado Corazón de Jesús, presentes en Zimbabue desde hace más de 60 años, continúan marcando un impacto decisivo en la salud y educación del país. Estas misioneras mantienen viva su labor de proclamar la verdad a través del servicio, la educación y la salud. Con presencia en 14 comunidades en todo Zimbabue, las religiosas atienden hospitales, escuelas y proyectos sociales que transforman la vida de las comunidades locales.
La Escuela de Enfermería de Santa Teresa mantiene un 100% de aprobación y sus graduados sirven en hospitales de todo Zimbabue.
Un ejemplo emblemático es el Hospital y la Escuela de Enfermería de Santa Teresa en Chirimanzu, fundado en 1957 con 180 camas. Como lo detalla el portal Vatican News, desde 2004, las hermanas comenzaron la capacitación de enfermeros de atención primaria y, en 2006, de enfermeros generales registrados. Esta iniciativa surgió como respuesta a la escasez de trabajadores sanitarios en las áreas rurales del país.
“La educación en enfermería es una inversión en la salud y el futuro de la nación”, afirmó Sor Apollonia Banda, OP, tutora a cargo de la Escuela, quien hizo un llamado a instituciones, benefactores y voluntarios a unirse en apoyo financiero y en el fortalecimiento de capacidades para garantizar la continuidad del proyecto.
Impacto y logros
A pesar de las limitaciones económicas, la Escuela de Enfermería de Santa Teresa ha mantenido una tasa de aprobados del 100% y ha incrementado el número de estudiantes inscritos. Sus graduados sirven hoy en hospitales de misión y centros de salud gubernamentales en todo Zimbabue, llevando consigo no solo conocimientos técnicos, sino también valores cristianos y un espíritu de servicio.
El testimonio de las Dominicas en Zimbabue confirma que la fe, la educación y el compromiso social pueden transformar comunidades enteras. Con el respaldo de colaboradores y benefactores, las hermanas esperan seguir construyendo un futuro más digno y saludable para los más vulnerables.
