La parroquia San Pablo VI celebró la Misa de los Pueblos destacando la fe, la diversidad y el valor del encuentro.
Por Marianne Colmenárez
“Hay que contrarrestar la globalización de la indiferencia con la globalización del encuentro, la reconciliación y la solidaridad”. Con este llamado, el padre Mario Geremia, misionero scalabriniano, presidió la primera Misa de los Pueblos en la parroquia San Pablo VI, ubicada en Panamá Pacífico, en el marco del Jubileo de los Migrantes y la 111.ª Jornada Mundial del Migrante y Refugiado.
Durante la celebración, el sacerdote recordó que los migrantes no representan una carga, sino una oportunidad de encuentro, renovación y crecimiento comunitario. “Tienen nombre, rostro e historia. Cuando los miramos a los ojos y los escuchamos, descubrimos un hermano, una hermana”, afirmó, destacando el valor humano y espiritual de cada persona migrante.
El sacerdote Geremia también subrayó que en la historia de muchos países, como Colombia, Nicaragua, Venezuela y Brasil, los migrantes han sido constructores de nación y promotores de vida digna.
Invitó a las comunidades a abrir sus puertas y corazones, a vivir la diversidad como una riqueza y a hacer de la solidaridad una respuesta concreta al sufrimiento humano.
La misa congregó a fieles de la comunidad y agentes de la Pastoral de Movilidad Humana, quienes participaron con entusiasmo vistiendo atuendos y trajes típicos de distintas nacionalidades, en un gesto de comunión y fraternidad entre los pueblos.
La jornada concluyó con un fraterno compartir comunitario, lleno de alegría y esperanza, organizado por los misioneros scalabrinianos. Su presencia en Panamá, junto a las misioneras scalabrinianas, busca fortalecer la Pastoral de Movilidad Humana y acompañar de manera cercana la vida y el caminar de las personas migrantes y refugiadas.
