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Que el arte que hacen sea anuncio de un mundo nuevo.

Que el arte que hacen sea anuncio de un mundo nuevo.

La Pastoral Artística de la Arquidiócesis de Panamá celebró el Jubileo de los Artistas en el Seminario Mayor San José, un espacio de encuentro donde la creatividad, la fe y la belleza se unieron para anunciar esperanza en el Año Santo de los Peregrinos.

Karla Díaz

Con emoción, color y espiritualidad, la Pastoral Artística de la Arquidiócesis de Panamá celebró el Jubileo de los Artistas en el Seminario Mayor San José, designado como lugar jubilar en este Año Santo de los Peregrinos de la Esperanza. La jornada reunió a artistas de diferentes expresiones, músicos, pintores, actores, escritores, diseñadores y artesanos, todos unidos por un mismo propósito, poner su talento al servicio de Dios y de la comunidad.

El encuentro, desarrollado bajo el lema El arte se convierte en camino de fe y esperanza”, fue una oportunidad para redescubrir el valor del arte como puente entre lo humano y lo divino, un lenguaje que comunica la belleza de Dios y que impulsa al artista a comprometerse con el bien común.

La programación ofreció momentos de formación, oración y reflexión. En el taller “Descubrir la Belleza de la Creación”, el Padre Ángel Alonso invitó a los participantes a contemplar el mundo con una mirada agradecida y creadora, capaz de encontrar a Dios en los detalles de la naturaleza y la vida cotidiana.

Por su parte, Vladimir Valladares abordó un tema muy actual en su conferencia “La Inteligencia Artificial al servicio del Arte Sacro y Religioso”, donde explicó cómo las nuevas tecnologías pueden ser herramientas valiosas para la evangelización, siempre que se usen con criterio ético y espiritual. “El arte, incluso el digital, puede ser una experiencia de encuentro con lo sagrado”, destacó.

El arte siempre es camino de fe y esperanza

La jornada culminó con la Santa Misa Jubilar de los Artistas, presidida por el Padre Juan Sandoval, quien en su homilía recordó que el artista tiene la misión de revelar la belleza que salva, de inspirar al prójimo y de mantener viva la esperanza. Durante la eucaristía, los presentes pudieron obtener la indulgencia plenaria, ofreciendo su peregrinación por un ser querido o por las almas del purgatorio, gesto que dio un sentido profundo al encuentro.

El ambiente estuvo marcado por la fraternidad, el intercambio de experiencias y la alegría de sentirse parte de una comunidad creativa que busca servir a Dios desde la sensibilidad artística. Muchos participantes coincidieron en que este Jubileo fue un momento de renovación interior y de compromiso con su vocación.

Así, los artistas panameños se marcharon con el corazón lleno de gratitud, recordando que su talento no solo embellece el mundo, sino que también anuncia esperanza, despierta fe y conduce a Dios a través de la belleza.