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El perdón y la reconciliación como camino de esperanza, se vive en familia

El perdón y la reconciliación como camino de esperanza, se vive en familia

Reconciliarse es un acto profundamente humano y, al mismo tiempo, profundamente espiritual. Es creer que siempre es posible sanar y que siempre hay una nueva oportunidad.

 

Por Redacción/Vicaría de Pastoral

En este camino espiritual, la familia, como auténtica Iglesia doméstica, se convierte en lugar donde se vive el Evangelio. Adviento nos interpela: ¿estamos realmente atentos y preparados? ¿O permitimos que las distracciones, las ofensas y la indiferencia impidan reconocer la presencia de Dios en nuestra casa? En cada semana avanzaremos hacia nuestra conversión: estando vigilantes, revisando nuestras actitudes, sanando nuestras heridas y abriéndonos al misterio de Dios hecho hombre.

 

Reflexión

En esta segunda semana, la palabra nos invita a revisar nuestro interior y reconocer en qué hemos fallado y así ir preparándonos, para este tiempo tan especial. En Mateo 3:1O dice: “Ya está el hacha puesta en la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé fruto será cortado y arrojado al fuego”. Esto es un llamado a las familias para sanar heridas, fortalecer los lazos y restaurar la armonía, promoviendo la paz interior y la salud mental de sus miembros; practicar el perdón, a pesar de sus conflictos y errores humanos. Para esto conviene convertirnos en un espacio de amor, crecimiento y tranquilidad, a menudo, con el apoyo de la fe y la oración.

En la familia pequeña, Iglesia doméstica, debemos tener un itinerario espiritual para fortalecer los lazos: primero, la palabra de Dios y su reflexión; segundo, una vida de oración; luego una vida sacramental y la vida en comunidad; esto permite a cada miembro de la familia estar más cerca de nuestro Dios y nunca perder la esperanza.

El perdón nos ayuda a reparar relaciones rotas, fomentando una mayor cercanía y comprensión entre los miembros de la familia. Arrepentirse significa “Replantearse”; en el bautismo Jesús es declarado hijo de Dios, y nosotros, por nuestro bautismo, compartimos tal condición. Se trata de “Replantearnos” constantemente nuestro modo de seguir a Jesús. Replantearnos el modo de vivir nuestra fe, rechazando el mal y el pecado y viviendo con la libertad propia de los hijos de Dios.

El papa Francisco enseñó que el Adviento es un tiempo de conversión y reconciliación, invitando a preparar el camino del Señor no solo para la venida de Cristo, sino también para pedir perdón a quienes hemos ofendido.

 

Subraya que el Adviento es un tiempo de gracia para liberarnos de la autosuficiencia y acercarnos al sacramento de la reconciliación para recibir el perdón de Dios, quien nunca se cansa de perdonar.

 

En resumen, la enseñanza de Francisco para el Adviento es clara: es una invitación a la reconciliación, primero con Dios a través del sacramento, y luego con los hermanos, a quienes debemos pedir perdón y perdonar, liberándonos de la amargura y construyendo relaciones sanas basadas en el amor y la misericordia.

 

Que cada uno de nosotros encuentre la fuerza para recorrer este camino, con compresión y en fraternidad.

 

Evangelio de Mateo 3, 1-12

En aquellos días llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Porque este es aquel a quien se refirió el profeta Isaías, diciendo: Voz del que clama en el desierto:

«Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas». Y él, Juan, tenía un vestido de pelo de camello y un cinto de cuero a la cintura; y su comida era de langostas y miel silvestre. Sacudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región alrededor del Jordán; y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán.

Pero cuando vio que muchos de los fariseos y saduceos venían para el bautismo, les dijo: ¡Camada de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá? Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento; y no presumáis que podéis deciros a vosotros mismos: «Tenemos a Abraham por padre», porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras. Y el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Yo, a la verdad, os bautizo con agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitarle las sandalias; Él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego. El bieldo está en su mano y limpiará completamente su era; y recogerá su trigo en el granero, pero quemará la paja en fuego inextinguible. Palabra del Señor.

 

Compromisos:

  • Como familia, nos comprometemos a pedir perdón para restaurar la paz y la armonía por cada ofensa o mal gesto ante una situación vivida durante la semana. Este acto con el arrepentimiento busca recuperar la paz interior y la paz familiar.
  • Acercarse a un sacerdote para recibir el sacramento de la reconciliación, signo del amor de Cristo por su iglesia.