Cada 8 de diciembre, Panamá entero celebra el Día de las Madres, una fecha dedicada a esas mujeres que crían, acompañan y guían a sus hijos a lo largo de sus vidas. Aquí, tres historias: la de una madre por vocación y dos por decisión.
Por Rómulo Díaz y Herminia Rivera
La presencia silenciosa y firme de las religiosas en los hogares de niñas en riesgo social representa un pilar indispensable para la construcción de vidas nuevas. En el Hogar Santa Isabel, en Santiago de Veraguas , ese pilar tiene un nombre: Hermana Vielsa Rodríguez Almanza, santiagueña, con 26 años de vida religiosa y una trayectoria de servicio que la ha llevado desde Italia hasta Panamá.

Su vocación se ha forjado entre historias de dolor, esperanza y un amor que, como ella misma dice, “trasciende los límites de lo material con la gracia de Dios”.
Con 22 años de misión en Roma, trabajó en el Instituto Santa Elisabetta, de la Congregación de las Hermanas Elisabetinas a la cual pertenece. Luego, su camino pastoral la condujo a Arraiján, donde sirvió siete años en Cerro Silvestre y dictó clases en el centro Educativo Bilingüe Ludovico de Casoria. Desde marzo de 2025, su misión la trae de regreso a un lugar especial: el Hogar Santa Isabel de las Hermanas Elizabetinas, un hogar que conoció primero como niña acogida y que hoy vuelve a habitar como guía, madre y sostén espiritual.
Acogida
El hogar alberga en la actualidad a 40 niñas, de entre 6 y 18 años, muchas de ellas marcadas por el abandono, la vulnerabilidad o la ausencia materna.
Para la Hermana Vielsa, ese vacío se convierte en un llamado profundo: “Yo pienso que ellas son mis hijas, y el amor que les tengo es tan grande que solo puede venir de Dios”. Su mirada, moldeada por la experiencia y la fe, reconoce en cada niña una historia que merece ser acompañada con ternura y firmeza.

Confianza y amor
Lo que más la conmueve es la confianza que las niñas depositan en ella. Cada tarde, al buscarlas en la escuela, corren hacia ella para contarle cómo les fue, compartir alegrías o expresar preocupaciones. En ese gesto cotidiano, la Hermana Vielsa se confirma como una madre consejera, una figura que orienta, contiene y siembra esperanza. Su labor demuestra que, donde falta una madre, el amor religioso puede devolver luz, hogar y dignidad.
La doble misión de dos madres
Michell Bárcenas, madre de dos hijas y subteniente de la Aeronaval, trabajaba de manera silenciosa, con sacrificio y vocación, tomada siempre de la mano de Dios. En las costas y montañas de la provincia de Colón, donde el mar y la selva se encuentran, la subteniente Michell Bárcenas Olmos ha escrito una historia de fe, sacrificio y profundo amor maternal.
A los 18 años ingresó al Servicio Nacional Aeronaval con la ilusión de darle un futuro mejor a su hija. Sin embargo, en medio de su duro curso de preparación, enfrentó el dolor más grande: la pérdida de su niña.

“Sentí que el mundo se me venía encima”, recuerda Michell. La institución le dio un mes para decidir si debía continuar. Y aunque su corazón estaba herido, encontró en su vocación una forma de honrar la vida. Decidió seguir.
Hoy, después de 24 años de servicio, Michell es madre de dos hermosas niñas de 4 y 20 años, quienes son su mayor soporte. Su labor implica pasar 15 días lejos de casa, patrullando comunidades costeras y montañosas, velando por el bienestar de los niños y la ciudadanía. A veces, la tristeza la acompaña cuando se pierde momentos importantes en la vida de sus retoños, pero la fortaleza llega a través del apoyo del padre de las niñas, una vecina solidaria y de Dios.
“Cada misión la pongo en manos del Señor”, dice. Él es quien nos guía y protege en esta misión de salvaguardar a la población vulnerable.

Hoy mira con orgullo el camino recorrido. Empezó como tropa y ha ido escalando con esfuerzo. Pronto ascenderá a teniente. “Quiero que mis hijas crezcan sabiendo que servir a la patria, con compromiso y vocación, es un acto de amor. Lo que hago, lo hago por ellas y por las familias que protegemos”.
En este Día de las Madres, Michell envía un mensaje a todas las mujeres que, como ella, defienden al país con un sacrificio silencioso:
“No están solas. Dios va delante de nosotras. Nuestro amor y fortaleza viajan con nuestros hijos, y sepan que siempre, donde estemos, podemos contribuir a un mundo mejor”.
36 años de servicios y una maternidad que trasciende el hogar y el compromiso
Venus Reyes Aguilar ha dedicado 36 años de su trayectoria profesional en el área de salud, a cuidar de muchos. Hoy lo hace en la sección de Enfermedades Infecciosas del Hospital Santo Tomás, en consulta externa.

Este es un espacio desafiante que le ha permitido descubrir que ser enfermera es mucho más que ejercer una profesión. “Aquí no solo toca ser enfermera, dice, también eres madre, psicóloga, comunicadora, orientadora y, sobre todo, una persona con mucha empatía”. Hay que comprender el dolor humano, sostiene, por lo que su servicio ha sido siempre una mezcla de técnica, sensibilidad, mucha fe y confianza en el Señor.
Madre de tres hijos, la enfermera reconoce que los inicios no fueron fáciles. El trabajo exigente, los turnos dobles y la responsabilidad del hogar la llevaron muchas veces al límite. Sin embargo, agradece a Dios por haber puesto en su camino a buenas personas que, con cariño, cuidaron de sus pequeños cuando ella debía atender su deber en el hospital. Hoy, sus hijos son adultos, pero ella continúa viviendo su misión con la misma entrega de siempre, y dándoles espacios para compartir en familia.

Para Venus, la maternidad y la enfermería no son dos caminos distintos, sino uno solo. Su doble misión de cuidar al enfermo y velar por su familia ha moldeado su carácter y fortalecido su vocación. Con nobleza y profundo sentido cristiano, acompaña también al padre Ángel Acuña en su labor pastoral dentro del hospital, llevando consuelo espiritual a pacientes, personal médico y administrativo, especialmente en su área de trabajo, donde la fe se vuelve un refugio necesario.
Venus Reyes Aguilar es testimonio vivo de cómo el amor, la entrega y la fe pueden transformar vidas, dentro y fuera del hogar.
Feliz Día de las Madres.
