El mudarse a una comunidad nueva puede ser una de las experiencias que mayor estrés produzca en la familia. Las mudanzas frecuentes, o aún una sola mudanza, pueden ser especialmente difíciles para un niño o un joven, y el estrés ocurre aun cuando el niño tiene hermanos.
A un niño nuevo en una escuela, al principio le puede parecer que todos los demás tienen un amigo preferido o que otros tienen sus grupitos de amigos selectos. El niño tiene que adaptarse a un currículo nuevo y se puede encontrar más adelantado o más atrasado que los otros, lo que le causa aburrimiento y ansiedad.
Los niños en edad de kinder o de primer grado son particularmente vulnerables a una mudanza de la familia porque en su proceso de desarrollo están en la etapa de separarse de sus padres, de ajustarse a nuevas figuras de autoridad y a grupos de compañeros.
La relocalización puede interferir con el proceso normal de la separación, causando una regresión y una relación de mayor dependencia hacia sus padres. En general, mientras mayor es el niño, más difícil se le hará el mudarse porque su grupo de amigos tiene una gran importancia
Los pre-adolescentes y los adolescentes protestarán repetidamente de la mudanza y pedirán permiso para quedarse en su pueblo natal con la familia de un amigo. Puede que algunos jóvenes no hablen acerca de su aflicción, de manera que los padres tienen que estar alerta a algunas señales de aviso sobre una posible depresión, incluyendo cambios en el apetito, retraimiento, deterioro en los estudios, irritabilidad, cambios en los patrones de dormir y otros cambios dramáticos en el comportamiento.