Las monjas han sido un pilar de vida monástica y testimonio de fe profunda, siguiendo el carisma de san Francisco de Sales y santa Juana de Chantal.
Por Karla Díaz
Un acontecimiento con un profundo significado, así fue la celebración de los 100 años del Monasterio de la Visitación de Santa María en Panamá, un centenario que trae consigo la presencia de estas religiosas, quienes a través de la oración y la contemplación, ruegan al Señor por las intenciones del mundo entero.
Hace cien años, estas religiosas, movidas por el amor de Dios y el deseo de vivir una vida contemplativa, llegaron al istmo para fundar una comunidad monástica bajo la espiritualidad de san Francisco de Sales y santa Juana Francisca de Chantal.
Las Hermanas de la Visitación han vivido fieles a su vocación de oración, silencio y recogimiento, siendo una presencia constante de intercesión por la Iglesia y el mundo.
Ofrecen sus oraciones permanentes por aquellas personas que no oran, por los que sufren y por un mundo mejor.
Aunque su labor no se desarrolla en el ámbito pastoral tradicional, su vida contemplativa ha sido una fuente de fortaleza espiritual para muchos fieles, que acuden a ellas en busca de consejo, oración y consuelo.
La Hermana Lourdes María destacó la alegría por celebrar estos 100 años de presencia y servicio en nuestro país. “Lo estamos viviendo con amor, con fe y alegría, además, como un legado que queda, pues a través de nuestras oraciones, muchas personas se acercan más a Dios”, dijo la monja
Desde muy temprano, cientos de fieles llegaron al monasterio para realizar una peregrinación y luego entrar al templo, que es uno de los lugares jubilares para ganar indulgencias plenarias, durante este año de la esperanza.
La misa fue celebrada por el padre Arcinio Murillo, quien recordó que las monjas, desde el silencio y el claustro, son consuelo y esperanza para los panameños.
“Desde su vida retirada, las hermanas han acompañado con sus oraciones momentos difíciles, y han ofrecido su servicio silencioso con humildad, generosidad y amor”, dijo el sacerdote.
Con motivo de este centenario, voluntarios y seguidores que acompañan a las religiosas se unieron en acción de gracias a Dios por el don de estas mujeres consagradas, que han mantenido viva la llama de la fe desde la clausura.
El legado de las Hermanas del Monasterio de la Visitación de Santa María en Panamá es, sin duda, un tesoro espiritual que inspira a seguir confiando en la fuerza de la oración y en el valor de la vida consagrada como testimonio vivo del Evangelio.
Sus oraciones nos llenan de esperanza

Las oraciones de las Hermanas y su apoyo me han ayudado a superar una fuerte enfermedad. Sigo en tratamiento y ellas siguen orando por mi.

«El secreto del amor de Dios se presenta a nosotros a través de las Hermanas de la Visitación por eso los acompañamos en esta celebración».

«Estamos alegres por estos 100 años de las Hermanas de la Visitación y oramos a Dios para que haya más llamados a la vocación religiosa».