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¿Cómo descubro mi vocación?

¿Cómo descubro mi vocación?

En un retiro juvenil al que asistí, el sacerdote comentó que el objetivo principal del encuentro era despejar dudas vocacionales. Parecía algo claro: al final del día, o te casas o vas al seminario o al convento, o eres soltero comprometido con el servicio eclesial.

Sin embargo, ¿qué debo hacer para resolver esta gran incógnita que aparece desde la adolescencia o antes? ¿Cuál es mi vocación? Muchos tienen miedo a explorar dentro de sí posibles dudas que han aflorado con los años, otros creen que ya saben cuál es su vocación, por costumbres familiares o porque no tienen interés en conocer otras, y hay personas que confunden la vocación con el hecho de elegir una carrera universitaria.

Y es precisamente un punto que quiero traer a colación. Aunque nuestra vocación es un llamado, si no ponemos de nuestra parte en descubrirla no tendremos una respuesta clara. ¿Y cómo podemos descubrirla? Pues preguntando, explorando y dejando que Dios haga su voluntad en nosotros. No se trata de un acto mágico o de encontrar la poción en un cofre que nos diga qué camino tomar, pero el primer paso es querer que Dios actúe en nosotros y que su Palabra nos vaya acercando a esa respuesta anhelada.

Pertenecer a un grupo juvenil es un buen inicio para este descubrimiento, pues está comprobado que de los grupos juveniles o distintas pastorales hay frutos vocacionales; una pastoral que no da frutos vocacionales, su norte está perdido.

Por eso, la invitación de hoy es que no tengamos miedo a descubrir la vocación a la que estamos llamados. Se trata de un viaje de espiritualidad donde  podemos aclarar dudas que nos harán personas plenamente felices, porque el que conoce su vocación es un cristiano que será feliz toda la vida.