En este Año Jubilar, la Campaña Cuaresmal se ha centrado en el lema “Compartiendo Esperanza”.
Por Redacción
La Campaña Cuaresmal 2025 de la Pastoral Social – Cáritas Panamá nos invita a que, en esta Cuaresma, pongamos en nuestro corazón lo que dijeron los obispos de Centroamérica (Sedac) en su reciente reunión: “queremos ser una Iglesia que acompaña, que escucha y que camina junto a los empobrecidos, reconociendo en ellos el rostro de Cristo”.
El papa Francisco decía, en la Cuaresma del 2024, que debíamos detenernos ante el herido, y podemos añadir, ante el hambriento, ante el que sufre, ante el que está solo. Heridas, hambre, sufrimiento, soledad son situaciones que hacen daño y nuestro corazón debería estar en disposición de abordarlas e intentar curarlas.
Qué mejor tiempo que este para orientar nuestro corazón por ese camino.
El hambre
En esta segunda semana de Cuaresma, trataremos el tema del hambre, esa que socava el estómago, el cuerpo de los niños, pero también su corazón.
Quien no ha pasado hambre, no sabe lo que eso significa. A casi todos, alguna vez nos ha “rugido” el estómago como diciéndonos que hace falta comida. Es increíble que, en un país que tiene los números de manejo de dinero como Panamá, haya hambre. Pero la hay. Sí, es solo el 15% de la población (que no es poco), ¡pero un tercio de esa cifra son niños! ¡Se está comprometiendo nuestro futuro!

¿Cuáles son las causas del hambre en Panamá? ¿Por qué se come tan poco saludablemente en nuestro país? Es contradictorio que, aquí, no solo haya problemas de hambre en algunas zonas (y muy graves) son también ¡obesidad! ¿Qué está fallando? ¿La educación? ¿La producción? ¿Falta de dinero? ¿Todo eso junto?
Hay muchos problemas por la diabetes también y eso significa no solo enfermedad y mala alimentación, sino también carga económica. ¿Hay consumo responsable en nuestro país? ¿Cuáles son las políticas de seguridad alimentaria del Estado panameño? Hace poco un señor hablaba del “plato panameño” (arroz y lentejas). Es curioso que ninguno de los dos productos es originario de estas tierras, ni siquiera de América.
¿Por qué no consumimos alimentos sumamente nutritivos, originarios de Panamá y Centroamérica? Otra vez, ¿falla la educación, la cultura, la producción?
En Panamá tenemos alimentos muy nutritivos y precolombinos: el pifá (o pejibaye o pixvae), el bodá (alimento de palma que parece macarrón), el maíz, el árbol pan, el guandú (aunque este es un regalo de los hermanos africanos), por solo mencionar cinco.
Hay muchos más. Nuevamente caemos en lo mismo: ¿no hay políticas alimentarias correctas? O, peor aún, ¿no hay interés en la seguridad alimentaria?
200,000: Esa es la cantidad de niños que, en nuestro país, pasan hambre.
En esta Cuaresma podríamos hacer algo que nos ayude a cambiar. Reflexionemos entonces sobre lo siguiente:
- ¿Qué podemos mejorar en nuestra comida para gastar menos y alimentarnos más?
- ¿Podemos compartir una vez a la semana, una comida con alguien necesitado?
- ¿Qué puedo hacer, en concreto, para ayudar con algo de comida a una persona que está desnutrida?
- ¿Puedo sembrar en mi casa, en mi patio, algo de alimento para mejorar la dieta y, de paso, ahorrar?
“La misión, entendida desde la perspectiva de la irradiación del amor del Corazón de Cristo, exige misioneros enamorados”,