,

“Fui forastero y me recibiste”…

“Fui forastero y me recibiste”…

Cada vez falta menos para vivir la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, y son miles los jóvenes peregrinos de todo el mundo los que ansían poder visitar nuestro país y disfrutar de esta experiencia de fe. Esos mismos jóvenes requieren de un apoyo especial para su estadía; necesitan de familias de acogida que desde lo más simple, brinden cobijo y compañía durante los días en Panamá.
Una familia de acogida puede ser cualquier hogar panameño que quiera abrir las puertas de sus casas, y el corazón, para compartir con los peregrinos, sin distingo de raza o credo, creando un vínculo de amistad con ese país que los acoge.
Dentro de estos hogares, los jóvenes tendrán la oportunidad de aprender sobre los panameños, nuestra cultura, nuestras tradiciones, y todo lo que les podamos brindar durante esta fiesta mundial.
Ser una familia de acogida es sencillo; lo más importante es ofrecer a los peregrinos un espacio seguro y limpio para su descanso y para poder guardar sus pertenencias. Así mismo, ofrecerles acceso a la utilización de un baño, en donde puedan asearse antes de salir y al llegar.
Otro requisito es compartir con ellos un momento en familia, preguntarles cómo les fue, intercambiar comentarios e ideas, conocerse y crear un vínculo de cercanía. Vigilar que el peregrino esté bien de salud es otro aspecto por el que debe velar quien aloja, sin embargo, en caso de notar algún problema o alguna situación que ponga en peligro la vida del peregrino, debe notificarlo a su parroquia, pues son ellos los responsables de los jóvenes.
Miguel Cataño, Coordinador de la Comisión de alojamiento de la JMJ Panamá 2019 destacó que lo que se está solicitando son espacios, no camas, no colchones, sino lugares en los cuales los jóvenes puedan descansar.
“El peregrino trae su bolsa de dormir así que no requiere de cama, y no estará en la casa, pues sale muy temprano para las catequesis y llega de noche a descansar, por lo que no hay que brindarle una atención durante el día en los hogares”, dijo.
Así mismo señaló que los peregrinos van tener acceso a través del COL y del Gobierno a una logística para que puedan utilizar los sistemas de transporte público de la ciudad.
Importante es insistir en que los peregrinos se encargan de su movilización, y que las familias de acogida no tienen responsabilidad de movilizarlos; ellos vienen a caminar junto a sus delegaciones, y eso forma parte del peregrinaje en sí.
“Por más que las familias de acogida quieran, no van a poder circular en auto como un día normal, ni siquiera como un domingo, pues el tránsito por la ciudad va a estar restringido, y los peregrinos se organizan para trasladarse como comunidad”, resaltó Cataño.