Ser cristiano implica creer en Jesús como el Hijo de Dios y Salvador, seguir sus enseñanzas y buscar vivir una vida conforme a sus principios, como el amor y el perdón.
Fray Miguel Ángel Ciaurriz OAR
Jesús de Nazaret sigue siendo hoy muy admirado y respetado por la gente, por mucha gente, aunque ello no signifique que todos esos admiradores estén comprometidos con su seguimiento. Lo que saben de Él les dice que se trató de un hombre bueno que cambió la historia, al menos la nuestra, esa que llamamos historia o cultura occidental.
El calendario de aquel mundo comenzó de nuevo a contar a partir de cero, aunque dicen que algún error hay en el conteo. Desde entonces, andamos en esta parte del mundo por el 2025, bastante lejos todavía de los chinos, que ya están, desde el 31 de enero, por el año 4723. También el conteo del calendario hebreo hace su propio conteo. Creo que anda por el 5785. A lo que nosotros identificamos como <<después de Cristo>>, los judíos le dicen << de la era común>>. No estaríamos, entonces, en el 2025 después de Cristo, sino en el 2025 de la era común.
Comienzo
En todo caso, contemos como contemos el calendario, lo cierto es que la historia no puede ignorar a Jesús de Nazaret. Por ser un hombre bueno, del que nada malo se pudo decir, ni siquiera Pilatos le encontró culpa alguna, todos lo admiran. Me decía una vez un joven: “yo no creo mucho, pero ante Jesús hay que quitarse la gorra”.
No nos quedemos en la admiración de Jesús, sigamos sus huellas de amor y entrega al más necesitado.
Origen humilde
El hijo de José, el carpintero, recorría una a una las aldeas de Galilea, y no era buscando admiradores que andaba, ni gente que le aclamara. De hecho, cuando lo quisieron candidatear para rey, después de la hartura de pan y peces que se dieron, se escabulló porque Él no andaba en eso. Había venido a servir, no a ser servido. Era ciertamente rey, pero un rey, no al estilo de los reyes que dirigen los reinos de este mundo, un Rey diferente, por fortuna para nosotros.
Lo que el Nazareno buscaba, y sigue buscando hoy, era, y es, seguidores; gente que haga suya su manera de entender y de vivir la vida para que ésta sea buena y nueva también. No nos quedemos en la admiración de Jesús, sigamos sus huellas.
El verdadero cristiano
Ser cristiano no consiste en saber cosas del galileo, sino en asumir que quien quiera ser de los suyos debe renunciar a sus pretendidas grandezas, tomar su cruz y seguir sus pasos por la ruta que Él abrió y que hoy sigue esperando nuestras pisadas.
La cincuentena pascual llega a su fin. Jesús regresa al cielo, de donde vino, y sigue con nosotros en la persona del Espíritu Santo, a quien el próximo domingo daremos, un año más, la bienvenida. Será nuestro compañero de viaje porque es gente de palabra y cumple lo que promete. Cierra Mateo su Evangelio diciendo: “yo estoy con ustedes hasta el final” (Mt 28,20).
