Cuando hay niños que tienen condiciones relacionadas con el neurodesarrollo, la familia es su soporte y puede convertirse en testigo del amor de Dios.
Por Elizabeth Muñoz de Lao
Omar Toribio y María Tenorio son una pareja convencida de que la familia debe vivir según el plan de Dios. Y siendo testigos de su amor, eligieron a una niña para atenderla como si fuera su hija cuando esta tenía un año.
Ella estaba en el Hogar Malambo desde que nació y se les dio la opción de bautizarla y luego tenerla en casa. Se llama Liliana y hoy tiene seis años.
La pareja pertenece al Movimiento de Cursillos de Cristiandad, es muy devota y sintió que podía ayudar a una niña que los necesitaba. La acogieron, le dieron un hogar estable y le prodigan amor de padres.
Cuando Liliana tenía dos años, descubrieron que es autista
“Desde que nos enteramos de que tenía el espectro autista, hemos trabajado fuertemente con ella, buscando el conocimiento con médicos y no aislándola de ningún lugar, sino llevándola a todos lados para que ella se adapte a donde llegue”, dijo Omar Toribio.
Los niños con esta condición requieren de buenos hábitos alimenticios, por lo que toda su alimentación es natural, y se le da verduras, como otoe y yuca, así como brócoli, tubérculos, plátano, guineo, leche de almendras y quesos especiales, para ayudarla a evolucionar y darle estabilidad emocional.
“Nosotros ya éramos cursillistas antes de tener a Liliana del Carmen, entonces Dios nos preparó para eso y cuando Él da un plan, es para que lo llevemos a su objetivo”, expresó Omar.
Pero también como familia, han experimentado la falta de empatía de los demás. A este papá se le quiebra la voz al recordar que, cuando llevaron a Liliana a un neurólogo, éste les dijo que no sabían en el “problema” que se habían metido.
Al percatarse de la nula empatía del galeno ante una familia que lucha por no dejar atrás a uno de sus miembros, salieron del consultorio más convencidos que nunca de que tenían una misión encomendada por Dios y la cumplirían.
Liliana está ahora en primer grado en el Instituto Panameño de Habilitación Especial, y sus padres siguen luchando para que tenga mejores días, pues saben que así funciona la familia que escucha el llamado de Dios y actúa en consecuencia.
Consejos de expertas
Sofía Santamaría, quien estudia una especialización en autismo, explica que a los niños autistas les gustan las rutinas.
Para ayudarles, sugiere usar pictogramas, que son fotos que se usan para explicar lo que va a pasar en el día en la escuela, por ejemplo, primero una foto de la oración, después de matemáticas, luego del recreo.
Lo mismo se debe usar en la casa con las comidas, el tiempo de juegos, el aseo y las tareas, para que la familia y la escuela actúen en concordancia y sincronía.
En tanto, Lucy Marchat, psicopedagoga chilena, explica que la niñez con autismo no es responsabilidad solo de la familia, escuela y especialistas. Es una problemática política, social y cultural que se suma a la educación, la salud y la familia.