Bajo el lema “Con manos que sirven construimos una Iglesia sinodal”, niños y jóvenes servidores del altar participaron en un alegre y formativo encuentro vicarial, celebrado en la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores, en Nuevo Emperador.
Karla Díaz
Los monaguillos de diversas parroquias de la Zona Pastoral San Francisco de Paula se reunieron en la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores, en Nuevo Emperador, para celebrar su Encuentro Vicarial de Monaguillos, una jornada llena de fe, formación, alegría y espíritu fraterno, bajo el lema inspirador “Con manos que sirven construimos una Iglesia sinodal”.
La jornada inició con la oración de Laudes, un momento que recordó a los participantes la importancia de servir con alegría y devoción. Cada parroquia llegó identificada con un color distintivo.

Durante el encuentro, los monaguillos vivieron momentos de profunda formación y fraternidad. Fray Ameth Moreno dirigió una reflexión centrada en la invitación de San Pablo a ofrecer nuestras vidas como un sacrificio vivo y agradable a Dios, y a no dejarnos moldear por el mundo, sino transformar nuestra mente por el amor.
“Este espacio ayudó a los chicos a comprender que su servicio no es una simple tarea, sino una verdadera ofrenda de amor y entrega a Dios”, dijo Ingrid Daley, coordinadora de los monaguillos de la parroquia San Martín de Porres.
Agregó que las actividades también incluyeron dinámicas, juegos, trivias y un rally entre parroquias, que fomentó el trabajo en equipo y la amistad entre los jóvenes servidores del altar. Cada grupo recibió un cuadro de San Carlo Acutis, modelo de vida eucarística y alegría juvenil, recordándoles que servir en el altar es servir con un corazón alegre y dispuesto.
Con su servicio construyen una comunidad unida, alegre y comprometida con el Evangelio.
Niños y jóvenes con fe fortalecida
La coordinadora de monaguillos de la Parroquia San Martín de Porres Ingrid Daley compartió detalles sobre la formación que se brinda a estos jóvenes servidores en su templo.
“Actualmente contamos con 12 monaguillos y 5 en proceso de formación, quienes serán consagrados, si Dios lo permite, en noviembre. Trabajamos cada domingo enseñándoles el significado de ser un buen monaguillo, las funciones en el altar y la espiritualidad del servicio. Con ello, buscamos que cada encuentro fortalezca su vida de fe y su compromiso con Dios”, explicó Daley.
Para los monaguillos participantes fue una experiencia inolvidable que renovó su deseo de servir con humildad, alegría y compromiso, sintiéndose parte activa de una Iglesia viva, joven y sinodal.
