En la Asamblea Pastoral Arquidiocesana 2025, el subsecretario del Sínodo de los Obispos alentó a los agentes de pastoral a traducir las palabras del proceso sinodal en acciones concretas para revitalizar la vida eclesial.
Karla Díaz
En el segundo día de la Asamblea Pastoral Arquidiocesana de Panamá, los casi mil participantes recibieron un mensaje especial de Monseñor Luis Marín de San Martín, O.S.A., obispo titular de Suliana y subsecretario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, quien animó a la Iglesia panameña a recorrer con decisión y creatividad la fase de implementación del Sínodo.
El prelado destacó que la sinodalidad es un kairós, un tiempo de gracia que debe hacerse vida en las comunidades, revitalizando la fe y fortaleciendo la misión evangelizadora. Recordó las palabras del Papa Francisco al señalar que “la Iglesia sinodal para la misión ahora necesita que las palabras compartidas vayan acompañadas de hechos”, e invitó a superar miedos y resistencias para asumir con valentía este camino eclesial.
La carta de Mons. Marín fue leída por el arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, quien expresó su gratitud por este gesto de cercanía y comunión con la Iglesia panameña.
Mons. Marín subrayó que el Documento Final del Sínodo es el material clave para esta nueva etapa, e instó a los agentes pastorales a leerlo y aplicarlo con discernimiento, traduciendo sus orientaciones en acciones concretas. Recalcó, además, que la sinodalidad debe reflejarse en las actitudes, medios y estructuras de corresponsabilidad, y en la práctica constante de la conversación en el Espíritu, siempre enraizada en la oración.
Entre las prioridades que el obispo identificó para la Arquidiócesis de Panamá en el bienio 2025–2026, resaltan:
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Promover la espiritualidad sinodal, implementando sistemáticamente la conversación en el Espíritu.
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Fomentar la participación real de laicos, laicas y consagrados en roles de liderazgo que no requieren el sacramento del Orden.
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Impulsar la renovación misionera sinodal de las parroquias, consideradas el corazón de la vida eclesial.
Finalmente, el subsecretario del Sínodo alentó a los agentes de pastoral a seguir caminando juntos, convencidos de que la sinodalidad es el estilo propio de la Iglesia y el camino hacia una misión más fecunda. Encomendó los frutos de la Asamblea a la intercesión de Santa María la Antigua, patrona de Panamá, signo de esperanza y consuelo para su pueblo.
