En la ceremonia de toma de posesión del presidente de la República de Panamá, José Raúl Mulino Quintero, el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa se encargó de la invocación religiosa.
Marianne Colmenárez
Este lunes 1 de julio el presidente José Raúl Mulino tomó posesión como presidente de la República por el periodo constitucional 2024 – 2029. El arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta subrayó la importancia de la espiritualidad y la fe en la conducción de los destinos de la nación.
Ante la presencia del Comité Ecuménico e Interreligioso de Panamá, monseñor Ulloa hizo un ferviente llamado al Espíritu Santo para que ilumine al presidente José Raúl Mulino y a su equipo de gobierno, concediéndoles sabiduría y ecuanimidad en la elaboración y ejecución de políticas de Estado.
Estas políticas, subrayó, “deben priorizar el bien común y el respeto a la dignidad humana, abarcando áreas fundamentales como la economía, la educación, la salud, el trabajo y la seguridad, siempre con un enfoque de desarrollo integral y de protección a nuestra Casa Común”.
En su mensaje, rogó a Dios para que este nuevo gobierno contribuya a la convivencia pacífica entre los habitantes del Istmo, insistiendo en que, de haber privilegios, estos deben favorecer a los más excluidos y necesitados.
“Que la mentira no invada nuestras instituciones, que la adulación no tenga cabida en nuestras casas y que el mandato presidencial sea uno de vida, donde todos puedan vivir sin discriminaciones ni favoritismos, siempre apegados a las leyes y normas del país”, resaltó.
Monseñor Ulloa pidió a Dios que derrame su Espíritu de sabiduría y fortaleza sobre el presidente y todo su equipo de gobierno, así como sobre los diputados y a todas las personas que colaborarán en este servicio constitucional durante los próximos cinco años. «Oramos a nuestro Padre Dios nos dé luz a todos para construir juntos una patria donde reine la justicia social, la verdad y el amor,» clamó.
Finalmente, en su mensaje insistió en la necesidad de trabajar con verdadero esfuerzo y generosidad, siendo solícitos en la construcción del desarrollo integral que Dios desea para todos los pueblos.
