El equipo que labora en la Campaña Arquidiocesana trabaja arduamente en la fase de solidaridad, coordinaron la logística necesaria para hacer llegar las alcancías a las parroquias de la Arquidiócesis de Panamá y ahora supervisan que las mismas alcancías lleguen al mayor número de hogares, instituciones, escuelas y oficinas.
Por primera vez en la historia una mujer fue designada para el cargo de directora general de la Campaña Arquidiocesana, un reto que Monseñor José Domingo Ulloa le presentó a la reconocida comunicadora social Estelita Villareal, quien aceptó con mucha humildad y con ganas de hacerlo muy bien.
Hoy Villarreal asegura que su mayor reto en esta fase de solidaridad es como comunicadora católica, de hacer que otros laicos comprendan que solo con la corresponsabilidad es viable el trabajo de nuestra Iglesia Católica, es necesario dar a conocer mucho más todas las obras que se realizan con estos fondos.
En la oficina de la Campaña casi todas son mujeres, dispuestas a impulsar el compromiso de los laicos y de compartir información cada vez que sea necesario. “Nuestro comité ejecutivo es muy balanceado y la voz de las mujeres es igual de importante que la de los hombres, no hay ninguna diferencia”, dijo.
¿Cuál es la meta para este año 2017?
Hay una meta económica que es de 2 millones de balboas; pero la meta más importante es la que tiene en su corazón cada persona que se hace la pregunta de «¿cuánto puedo aportar YO para que sean posibles las acciones sociales, obras de misericordia y tareas de evangelización de toda la Arquidiócesis de Panamá, que se extiende desde Chepo hasta San Carlos?».
Villarreal explica que su meta personal es ir depositando su aporte cada quincena, “la alcancía debe permanecer en mi casa y que mi esposo, mi hijo, mis familiares y amigos hagan lo mismo. Por eso quisiera invitar a los lectores de Panorama Católico a que tengan también la meta familiar de depositar cada quincena de este período”.
Solo en la Arquidiócesis de Panamá se reparten unas 186,000 de casa en casa, en locales comerciales, escuelas y oficinas. El trabajo enorme es el de los miles de voluntarios que se reparten las áreas que corresponden a sus parroquias y hacen un detallado trabajo de entrega y documentación para que, posteriormente, el retiro de las alcancías sea efectivo.